Vacaciones a una semana vista
Ya quedan sólo 5 días de trabajo. Sólo 5. Y, luego, uno de los períodos de vacaciones más ansiados de mi vida. No sé si es que se va notando la proximidad de los 40, o que lo de las últimas semanas ha sido casi demencial (sin contar el añito que llevamos).
En cualquier caso llego pidiendo la hora, tambaleándome, corriendo casi sin conciencia de hacia dónde corro y ya casi sin ver la meta. Pero está ahí. La tengo al alcance de la mano.
El último sprint es de carcamacola. Me quedan todavía tres trabajos que terminar antes de irme. Uno de ellos, una patata caliente. El plan es terminar la patata y uno de ello para el miércoles y el otro dejarlo finiquitado el jueves.
Si es posible, el viernes lo quiero dedicar a dejar la mesa limpia. Sin papeles. Quiero darme el gustazo de llegar el 23 de agosto y encontrarla sin un solo papel encima de ella. A ver si lo consigo.
En cualquier caso llego pidiendo la hora, tambaleándome, corriendo casi sin conciencia de hacia dónde corro y ya casi sin ver la meta. Pero está ahí. La tengo al alcance de la mano.
El último sprint es de carcamacola. Me quedan todavía tres trabajos que terminar antes de irme. Uno de ellos, una patata caliente. El plan es terminar la patata y uno de ello para el miércoles y el otro dejarlo finiquitado el jueves.
Si es posible, el viernes lo quiero dedicar a dejar la mesa limpia. Sin papeles. Quiero darme el gustazo de llegar el 23 de agosto y encontrarla sin un solo papel encima de ella. A ver si lo consigo.
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