Un año de cifras
Este texto ha sido escrito para su publicación en un anuario de La Voz de Almería. Se trataba de resumir en apenas 2000 caracteres lo que ha dado de si el año económico en la provincia de Almería. Pero, para mi desgracia, suelo recrearme en la suerte del prolegómeno y luego ando muy apurado para contar lo demás. ¡Odio los límites cuantitativos en los textos!
365 días dan para mucho, sobre todo en el terreno económico. Y, afortunadamente, en Almería ya contamos con una buena cantidad de informadores e informaciones que nos indican la marcha de nuestra economía. Disponemos de estimaciones de PIB (Analistas Económicos de Andalucía, FUNCAS), de indicadores de actividad (como el CLV de la Cámara de Comercio o el ISINO de Cajamar), o de una amplia batería de series estadísticas susceptibles de ser utilizadas como indicadores económicos. Y eso es sólo la información de carácter general. Luego está la que aportan las asociaciones empresariales sectoriales, los sindicatos, las administraciones o las propias empresas.
El eco de esas cifras, además, nos acecha por doquier. Una búsqueda en Google, o en Yahoo, o en Terra, nos devolverá miles de páginas en las que mirar. Hay tanta información que no es aventurado afirmar que hoy corremos el riesgo de sufrir un empacho de información. Por un lado nos informan que se exporta más que nunca, pero por otro nos dicen que se cobra por ello menos que nunca. Por un lado nos dicen que la construcción comienza a declinar pero, por otro, que el endeudamiento hipotecario no conoce freno. ¿Cuál de las versiones es la real? ¿Cuál es la incorrecta? O, incluso, ¿Pueden ser ciertas todas ellas a la vez?
Me gusta comentar a mis alumnos que en economía la mayor parte de los sucesos pertenecen al amplio espectro de los tonos de grises. Pocas cosas hay blancas o negras y, por tanto, la mayor parte de las respuestas que un economista dará a esas preguntas comenzará indefectiblemente por la palabra “depende”. Depende, pues de cómo se mire. Es cierto que hemos vendido más hortalizas que nunca, pero también lo es que el ingreso total ha descendido. Y esto ha sido posible porque hemos vendido mucho más baratas nuestras producciones. Nuestra producción hortícola es actualmente una mera commodity y se rige por el estricto mecanismo de oferta y demanda. Los precios son una medida de la escasez relativa de los bienes y en la campaña 2005/2006 nuestras hortalizas fueron muy abundantes en términos relativos. Súmese a esto el poder de mercado de la gran distribución y se obtendrá el cuadro completo.
Por otro lado, el turismo ha mejorado claramente sus registros con respecto al año 2005, aunque también haya pasado por una rebaja sustancial de los precios. El sector almeriense se está viendo afectado la reestructuración del mercado –fuertemente impactado por la irrupción de Internet y las compañías aéreas de bajo coste–, por un crecimiento de la oferta alojativa que no se ha visto respaldado por la demanda y por la falta de infraestructura hotelera propiedad de los TT.OO. en nuestro suelo, que provoca el desinterés relativo por el destino Almería.
Del lado industrial, el mármol ha mantenido su ritmo de actividad, viéndose fuertemente condicionado por el cambio del dólar con respecto al euro, frenando así sus posibilidades de expansión en el mercado norteamericano. Por el contrario, los servicios (sin turismo) y la construcción han sido los únicos que han aportado de manera decidida al crecimiento durante 2006.
Así que, entre tanta cifra, lo que podríamos entresacar como titular es que el ejercicio ha sido bueno gracias a construcción y servicios, pero claramente menos positivo que 2005.
Fdo. David Uclés Aguilera
365 días dan para mucho, sobre todo en el terreno económico. Y, afortunadamente, en Almería ya contamos con una buena cantidad de informadores e informaciones que nos indican la marcha de nuestra economía. Disponemos de estimaciones de PIB (Analistas Económicos de Andalucía, FUNCAS), de indicadores de actividad (como el CLV de la Cámara de Comercio o el ISINO de Cajamar), o de una amplia batería de series estadísticas susceptibles de ser utilizadas como indicadores económicos. Y eso es sólo la información de carácter general. Luego está la que aportan las asociaciones empresariales sectoriales, los sindicatos, las administraciones o las propias empresas.
El eco de esas cifras, además, nos acecha por doquier. Una búsqueda en Google, o en Yahoo, o en Terra, nos devolverá miles de páginas en las que mirar. Hay tanta información que no es aventurado afirmar que hoy corremos el riesgo de sufrir un empacho de información. Por un lado nos informan que se exporta más que nunca, pero por otro nos dicen que se cobra por ello menos que nunca. Por un lado nos dicen que la construcción comienza a declinar pero, por otro, que el endeudamiento hipotecario no conoce freno. ¿Cuál de las versiones es la real? ¿Cuál es la incorrecta? O, incluso, ¿Pueden ser ciertas todas ellas a la vez?
Me gusta comentar a mis alumnos que en economía la mayor parte de los sucesos pertenecen al amplio espectro de los tonos de grises. Pocas cosas hay blancas o negras y, por tanto, la mayor parte de las respuestas que un economista dará a esas preguntas comenzará indefectiblemente por la palabra “depende”. Depende, pues de cómo se mire. Es cierto que hemos vendido más hortalizas que nunca, pero también lo es que el ingreso total ha descendido. Y esto ha sido posible porque hemos vendido mucho más baratas nuestras producciones. Nuestra producción hortícola es actualmente una mera commodity y se rige por el estricto mecanismo de oferta y demanda. Los precios son una medida de la escasez relativa de los bienes y en la campaña 2005/2006 nuestras hortalizas fueron muy abundantes en términos relativos. Súmese a esto el poder de mercado de la gran distribución y se obtendrá el cuadro completo.
Por otro lado, el turismo ha mejorado claramente sus registros con respecto al año 2005, aunque también haya pasado por una rebaja sustancial de los precios. El sector almeriense se está viendo afectado la reestructuración del mercado –fuertemente impactado por la irrupción de Internet y las compañías aéreas de bajo coste–, por un crecimiento de la oferta alojativa que no se ha visto respaldado por la demanda y por la falta de infraestructura hotelera propiedad de los TT.OO. en nuestro suelo, que provoca el desinterés relativo por el destino Almería.
Del lado industrial, el mármol ha mantenido su ritmo de actividad, viéndose fuertemente condicionado por el cambio del dólar con respecto al euro, frenando así sus posibilidades de expansión en el mercado norteamericano. Por el contrario, los servicios (sin turismo) y la construcción han sido los únicos que han aportado de manera decidida al crecimiento durante 2006.
Así que, entre tanta cifra, lo que podríamos entresacar como titular es que el ejercicio ha sido bueno gracias a construcción y servicios, pero claramente menos positivo que 2005.
Fdo. David Uclés Aguilera
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