Muy bonita
– Muy bonita la corbata, gracias...
– No se te ve muy convencido.
– No, de verdad, muy bonita, sólo que tendré que comprarme una camisa que le haga justicia.
***
– Vaya mierda corbata que me han traído los reyes en tu casa.
– No te quejes, al menos te la podrás poner, y no como yo, que la pulsera esta de plastiquillo encima me aprieta.
– No es de plastiquillo. Es de plata, bueno, bañada en plata. Pero reconoce que la corbata se las trae.
– Es... imaginativa...
– ¿Imaginativa? ¡Venga! No hace juego ni con el bodrio de camisa del año pasado. La cual, te recuerdo, me tuve que poner un par de veces para que me la vieran.
– Eres un borde, si no te gustaba mi familia, no haberte casado conmigo.
– Me casé contigo, no con tu familia.
– Dejémoslo, no quiero que terminemos otra vez recordando lo del día de la boda.
– Siempre que sabes que tengo razón recurres al día de la boda. Ya podrías cambiar de amenaza, ¿no?
– Esta bien, cambiaré de amenaza. Pero el año que viene nos vamos de viaje al Caribe en Navidades y nos ahorramos los regalos de reyes el día de reyes y las cenas de Nochebuena y Nochevieja.
– Eso, así nos podremos vengar de tus padres y los míos trayéndoles de regalo ridículos suvenirs de Punta Cana...
– No se te ve muy convencido.
– No, de verdad, muy bonita, sólo que tendré que comprarme una camisa que le haga justicia.
***
– Vaya mierda corbata que me han traído los reyes en tu casa.
– No te quejes, al menos te la podrás poner, y no como yo, que la pulsera esta de plastiquillo encima me aprieta.
– No es de plastiquillo. Es de plata, bueno, bañada en plata. Pero reconoce que la corbata se las trae.
– Es... imaginativa...
– ¿Imaginativa? ¡Venga! No hace juego ni con el bodrio de camisa del año pasado. La cual, te recuerdo, me tuve que poner un par de veces para que me la vieran.
– Eres un borde, si no te gustaba mi familia, no haberte casado conmigo.
– Me casé contigo, no con tu familia.
– Dejémoslo, no quiero que terminemos otra vez recordando lo del día de la boda.
– Siempre que sabes que tengo razón recurres al día de la boda. Ya podrías cambiar de amenaza, ¿no?
– Esta bien, cambiaré de amenaza. Pero el año que viene nos vamos de viaje al Caribe en Navidades y nos ahorramos los regalos de reyes el día de reyes y las cenas de Nochebuena y Nochevieja.
– Eso, así nos podremos vengar de tus padres y los míos trayéndoles de regalo ridículos suvenirs de Punta Cana...
Si no te ha gustado la corbata la puedes cambiar, lo que no puedes cambiar es el día de Navidad.
ResponderEliminar¿Queda claro?
;-) Nota para madres anónimas: no te mosquees, la idea del cuento me la dio una estadística que dice que tras agosto y navidades se produce un aumento en el número de divorcios. Así que trate de immaginar una conversación nimia que pudiera dar lugar a ese final tan radical. Y, como ves, no he llegado tan lejos, sólo hasta Punta Cana. No obstante, yo seguiré llendo a La Línea por Navidad :-D
ResponderEliminar