Nueva carta a los Reyes Magros
Los Reyes Magros de Occidente son como los reyes de toda la vida, sólo que un poco más entrados en carnes y con bastante más mala leche. A estos reyes no se les pueden pedir regalos, puesto que, como ya he dicho, tienen muy mala leche y se dedican a boicotear los deseos de la gente de buena voluntad.
Yo el año pasado le pedí a los Reyes Magos que se acabaran la guerra de Irak y la pesadilla de ETA, pero ya veis lo que ha ocurrido, merced a la intervención de los Magros de Occidente. Estos reyes no usan el poder de la magia, ni mucho menos el del amor, sólo confían en la naturaleza humana y le dejan rienda suelta a los más bajos instintos humanos. Que uno quiere la paz en Irak, pues ellos muestran a los gobiernos lo importante que son las reservas de petróleo del Golfo, o le dan a los imanes de las distintas confesiones la fuerza para manifestar que su visión de la única fé verdadera es la verdadera fé y que en su nombre hay que erradicar a los demás creyentes.
Que uno quiere que se acabe la estúpida guerra de ETA contra la lógica de la historia, pues van los jodidos Reyes Magros y le susurran a algún becerro lo guay que sería volar el proceso de paz con el edificio de la T4 en Barajas. El becerro, o la becerra, se autoimagina la estatua en su pueblo, su nombre entre la lista de héroes nacionales de los libros de texto de la futura Euskalerría, se sueña eterno en la memoria colectiva de su pueblo y entonces llena una furgoneta de explosivos y se dirige a Madrid.
Así que este año les voy a pedir directamente a ellos, para ver si tirando de naturaleza humana, se arreglan algunas cosillas:
Yo el año pasado le pedí a los Reyes Magos que se acabaran la guerra de Irak y la pesadilla de ETA, pero ya veis lo que ha ocurrido, merced a la intervención de los Magros de Occidente. Estos reyes no usan el poder de la magia, ni mucho menos el del amor, sólo confían en la naturaleza humana y le dejan rienda suelta a los más bajos instintos humanos. Que uno quiere la paz en Irak, pues ellos muestran a los gobiernos lo importante que son las reservas de petróleo del Golfo, o le dan a los imanes de las distintas confesiones la fuerza para manifestar que su visión de la única fé verdadera es la verdadera fé y que en su nombre hay que erradicar a los demás creyentes.
Que uno quiere que se acabe la estúpida guerra de ETA contra la lógica de la historia, pues van los jodidos Reyes Magros y le susurran a algún becerro lo guay que sería volar el proceso de paz con el edificio de la T4 en Barajas. El becerro, o la becerra, se autoimagina la estatua en su pueblo, su nombre entre la lista de héroes nacionales de los libros de texto de la futura Euskalerría, se sueña eterno en la memoria colectiva de su pueblo y entonces llena una furgoneta de explosivos y se dirige a Madrid.
Así que este año les voy a pedir directamente a ellos, para ver si tirando de naturaleza humana, se arreglan algunas cosillas:
Queridos Reyes Magros de Occidente:
Por la presente os pido que exacerbéis el egoísmo de nuestros gobernantes, para que se vuelvan locos pidiendo dinero a los promotores y se acaben los tejemanejes urbanísticos. Asimismo, sus majestades, me gustaría que los etarras se conviertan al islamismo más radical, y que en un acto de ascetismo supremo decidieran autoinmolarse junto al árbol de Guernica.
Mis muy reverenciados Reyes, procurad que en este año los directivos de las principales compañías del mundo caigan en la cuenta de lo que les interesa promover la conservación del medioambiente, aunque sea para conservar para ellos y sus hijos los niveles de vida de los que disfrutan actualmente.
Seguro de que os pasareis estas peticiones por el forro se despide de vosotros, éste idealista que oposita a descreído.
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