Haciendo de la necesidad virtud

A veces las crisis encierran en lo más profundo de la negrura de las situaciones, oportunidades colosales. Los tiempos de crisis son tiempos de mudanza, de cambio. Y los cambios suelen dejar al aire oportunidades que permiten a los que saben localizarlas mejorar su situación competitiva y crecer.
Descubrir esas potencialidades no es sencillo, ya que en ocasiones no son más que una ventana de oportunidad temporal que si no se afronta en un momento determinado ya no es posible de retomar en el instante siguiente. En ocasiones, las oportunidades surgen simplemente de escuchar detenidamente: a los clientes, a los proveedores, a los propios trabajadores de la empresa. Las organizaciones que saben escuchar las señales del entorno y, valga el juego de palabras, del "interno" tienen más posibilidades de identificar las oportunidades, que no de evitar las crisis, pues a veces éstas son imposibles de soslayar.
Hay en Almería dos sectores que se podrían encontrar en esa situación de incertidumbre que algunos llaman crisis, otros reestructuración y algunos otros simplemente lo identifican con un cambio coyuntural. Uno de ellos es la agricultura, que lleva ya unos años enfrentándose a unos costes crecientes y a unos precios estables o incluso menguantes, merced a la doble presión del poder de mercado de la Gran Distribución y de la propia competencia entre productores de lugares cada vez más numerosos. Esta tijera entre precios y costes ya no encuentra alivio mediante la incorporación de nuevas tecnologías que permitan saltos cuantitativos importantes en la productividad. Y el calendario, lejos de ampliarse, se está acortando. Las respuestas de los agentes locales están siendo dispares: unos optan por ampliar la gama de productos, dando lugar a una oferta creciente de productos almerienses de 4ª y 5ª gama; otros optan por la diferenciación a través de la salubridad que se supone en la producción ecológica o integrada. Finalmente, es posible también identificar estrategias de concentración de la oferta a través del aumento de la superficie media de la explotación o la fusión de empresas comercializadoras.
El otro es la construcción, que se está ajustando a la dimensión previa al 2005, con el consiguiente efecto en el nivel de actividad y de los arrastres perdidos en el camino de vuelta. Posiblemente no podríamos hablar de crisis propiamente dicha, pero si consideramos el sobrecrecimiento del sector en los ejercicios anteriores, este reflujo tendrá efectos locales muy importantes, con daños colaterales en los servicios inmobiliarios.
Como se ha comentado, en estos dos sectores veremos en los próximos años suceder movimientos importantes y aquellos que sean capaces de identificar las oportunidades emergentes son los que estarán mejor situados cuando el ciclo vuelva a iniciar la senda de la expansión.

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