Los del Financial Times son unos alarmistas
Aún recuerdo cuando en 2004 se me ocurrió decir que estábamos asistiendo a un fenómeno de burbuja inmobiliaria. Por poco no me queman en una hoguera los promotores y constructores, que veían en mis palabras una amenaza a la marcha del mercado en Almería. Lástima que ni yo sea tan importante, ni ellos tan sensatos como piensan.
Al final, la mayor parte de los gabinetes de análisis económico terminó reconociendo la obviedad (algunos de forma tácita, no expresamente), pero dejando ver su clara opinión en las recomendaciones (es el caso del Banco de España, por ejemplo).
La cuestión es que, ahora, el Financial Times se descuelga advirtiendo de la proximidad de un estallido de la burbuja inmobiliaria en España, lo que es cualquier cosa menos un mensaje de tranquilidad para el mercado. Efectivamente, los incentivos que existían en los años pasados para el crecimiento de la demanda de vivienda se han agotado y los precios han llegado a un nivel en el que no queda mucha población que pueda pagarlos, y mucho menos en un escenario de tipos de interés crecientes como el que nos encontramos.
La solución evidente sería construir y vender casas a precios menores, pero los tenedores de suelo no reaccionan de forma rápida a los cambios a la baja y prefieren esperar a dejar escapar una riqueza que no han materializado, pero que tampoco están dispuestos a soltar.
En resumen, malos tiempos para la lírica y peores para la construcción, aunque como no hay bien que por mal no venga, las presiones hacia la insostenibilidad desde esta parte de la actividad económica tenderán a reducirse. Espero.
Al final, la mayor parte de los gabinetes de análisis económico terminó reconociendo la obviedad (algunos de forma tácita, no expresamente), pero dejando ver su clara opinión en las recomendaciones (es el caso del Banco de España, por ejemplo).
La cuestión es que, ahora, el Financial Times se descuelga advirtiendo de la proximidad de un estallido de la burbuja inmobiliaria en España, lo que es cualquier cosa menos un mensaje de tranquilidad para el mercado. Efectivamente, los incentivos que existían en los años pasados para el crecimiento de la demanda de vivienda se han agotado y los precios han llegado a un nivel en el que no queda mucha población que pueda pagarlos, y mucho menos en un escenario de tipos de interés crecientes como el que nos encontramos.
La solución evidente sería construir y vender casas a precios menores, pero los tenedores de suelo no reaccionan de forma rápida a los cambios a la baja y prefieren esperar a dejar escapar una riqueza que no han materializado, pero que tampoco están dispuestos a soltar.
En resumen, malos tiempos para la lírica y peores para la construcción, aunque como no hay bien que por mal no venga, las presiones hacia la insostenibilidad desde esta parte de la actividad económica tenderán a reducirse. Espero.
Debo reconocer que lo del fin del boom inmobiliario lo veníamos anunciando unos cuantos desde hace tiempo, y la verdad, …. es que nos habíamos equivocado en tres o cuatro años. Ahora parece que sí es real. La pregunta del millón es: ¿será una recesión suave o será una brusca caída?
ResponderEliminarMi opinión es que en esta España nuestra, las cosas cuando se hacen se hacen bien. Si hay que reducir déficit, paro e inflación, pues se hace y rápido. Y si hay que tener recesión, … pues se hace y rápido. Con la industria automovilística de capa caída y la enorme dependencia de la construcción el batacazo será general y a lo grande.
La otra pregunta es ¿bajarán los pisos o se mantendrá el precio? Todavía ayer me decía un comercial inmobiliario eso de: “los pisos nunca bajan”. ¿Nadie recuerda la terrible crisis del 93-95? Los bancos no daban abasto a subastar los pisos y locales que habían embargado. El que tenga prisa por vender se dará cuenta de si bajan o no.
El que no tenga prisa, pues hala, a disfrutar que le va a costar vender al precio que quiera.
Hoy se publicaba en eleconomista.es una noticia sobre el descenso de las viviendas destinadas a residencia vacacional. Y cada día es más frecuente escuchar los anuncios de las promociones en los que te regalan los muebles, o un año de intereses de la hipoteca o te pagan los gastos de escritura: ¿acaso no es eso una bajada de precio? Lo es, encubierta, pero lo es. Y, si las ventas siguen estancadas, terminará siendo la mar de explícita.
ResponderEliminar