El futuro de las ciudades en el seno de la UE amliada
Este texto tiene y aun año. Ayer lo encontré haciendo limpieza en el ordenador y ni siquiera recuerdo para qué lo escribí. Hace referencia a las ciudades de la provincia de Almería.
Como creo que aún está de actualidad, copio y pego:
EL FUTURO DE LAS CIUDADES EN EL SENO DE LA UE AMPLIADA
La historia de Almería, y más concretamente su historia económica está íntimamente relacionada con la Unión Europea. Cuando en los años 70 nuestra incipiente agricultura comenzaba su andadura en los mercados exteriores, los empresarios del sector utilizaban los escasos recursos del Acuerdo Preferencial y aprendían a sortear las barreras que la Política Agrícola Común les imponía. Podemos afirmar que la existencia del Mercado Común fue uno de los factores que posibilitaron el desarrollo agrícola almeriense.
Más tarde, la aprobación del Acta Única y el tratado de Maastricht, al mismo tiempo que avanzaban en la idea de un verdadero Mercado Único Europeo, permitían sendas expansiones de la exportación agrícola almeriense:
Las consecuencias económicas de esta actividad exportadora fueron un aumento de la producción y de los beneficios que sirvieron para lubricar todo el sistema productivo provincial y permitieron que el PIB provincial avanzara un 210,4% entre 1977 y 2003, mientras que la economía nacional lograba un crecimiento del 110,3%. En el período citado, por cierto, Almería comienza a distanciarse del resto de los ámbitos en 1987, coincidiendo con la entrada en el llamado por entonces Mercado Común. Y es ésta la principal explicación de nuestro patrón de crecimiento, pudiéndose convenir que uno de los principales factores del éxito almeriense ha sido la creciente interrelación con los mercados de la hoy Unión Europea. Así, desde 1994, se produce una aceleración en el ritmo de crecimiento de Almería, que coincide, en esta ocasión, con la puesta en funcionamiento del Mercado Único.
Como ya he indicado, las coincidencias temporales mencionadas no son casualidad y están relacionadas con la apertura de los mercados de la Unión para con nuestras frutas y hortalizas. Pero, además, una parte importante de nuestras infraestructuras de comunicaciones están cofinanciadas por fondos comunitarios, fondos que han contribuido de forma decisiva, por tanto, a disminuir nuestro aislamiento geográfico de los mercados principales.
Partiendo de esta realidad, resulta evidente que la perspectiva almeriense no puede ser más que favorable con respecto a la Unión Europea o a la misma idea de Europa: le debemos mucho. Sin embargo tampoco nos debe cegar la complacencia y dejar de ser críticos con nosotros mismos y con la propia Comunidad.
Y, cuando se trata de mirar al futuro, como es el objetivo de esta Mesa Redonda, debemos plantearnos algunas importantes cuestiones en las que Europa tiene mucho que decir.
Uno de los primeros retos que se le han planteado a Almería en estos albores del siglo XXI es la integración de los inmigrantes que han entrado en la Unión a través de nuestras fronteras. Almería es puerta de entrada para los inmigrantes africanos por dos causas objetivas y difícilmente modificables:
Otro de los aspectos en los que el futuro de Almería tiene que ver con el europeo se sitúa en el terreno energético. Los esfuerzos por unificar el mercado eléctrico no son más que el paso previo para la definición de un único mercado energético, aún cuando hoy los gobiernos sigan planteando estos temas desde el punto de vista estratégico nacional. Pero, las exigencias del Protocolo de Kyoto, las consecuencias derivadas de la curva de Kuznets en el mercado del petróleo y el mero sentido común, nos indican que en este terreno es imprescindible establecer un sistema que garantice el suministro energético en cualquier punto del territorio a corto, medio y largo plazo. Al mismo tiempo, las estrategias para el aumento del uso de energías renovables se verán amplificadas y mejoradas si se plantean desde un punto de vista general como es el europeo.
Finalmente, si queremos que la Unión tenga futuro y no colapse por un híperdesarrollo o un alejamiento excesivo de los problemas percibidos por los ciudadanos, es imprescindible que este organismo que ha logrado edificar la Europa de los mercaderes comience a ser conocida como la Europa de los ciudadanos, introduciendo y explicando a las sociedades europeas los cambios institucionales pertinentes.
El cuadro no estaría completo sin hablar de los deberes de las propias ciudades, de los propios ciudadanos. En el caso de Almería, si queremos seguir aprovechando las ventajas que supone la participación en tan selecto club, debemos hacer los deberes como alumnos aplicados. Por ejemplo, si sabemos que la estrategia europea relativa al transporte internacional pasa por el ferrocarril y las autopistas del mar, no debemos dar la espalda a esta realidad. Es realmente imprescindible para nuestro futuro contar con la posibilidad de una plataforma realmente intermodal en la que se relacionen al menos carretera, ferrocarril y puerto. Pero nuestro futuro llega en el siguiente instante, por lo que cada minuto, mes o año que perdamos en la consecución de este objetivo puede resultarnos demasiado elevado.
También debemos ser conscientes de que nos encontramos en primera línea de fuego de dos de los grandes problemas del siglo XXI. El ya mencionado de la inmigración y el no menos peliagudo de la sostenibilidad ambiental. Si juntamos ambos en un territorio tan frágil como el almeriense el resultado es un nudo gordiano de muy difícil solución. La batalla de la integración se libra día a día en nuestras calles, en nuestros colegios, en nuestros mercados y empresas. Debemos aprender a relacionarnos con los extranjeros (que ya son el 15,2% de nosotros) y debemos lograr que ellos estén dispuestos a integrarse en nuestra sociedad.
Por otro lado, la economía almeriense necesita seguir creciendo para dar empleo a una población que se dispara y que en los últimos 5 años ha mantenido un ritmo de crecimiento acumulativo del 3,5%. Eso, nos guste o no, trae consigo consumo de recursos, tanto naturales como económicos. El papel del sector público es establecer las reglas del juego y, una vez establecidas, hacer que se cumplan por parte de los jugadores. Los empresarios creemos que las protecciones ambientales son necesarias y positivas para el conjunto de la sociedad, hemos sido los primeros en pedir una ordenación de los usos del territorio; en suma, una aclaración del terreno de juego. Siguiendo con el símil del juego de mesa, lo que no nos gusta es que nos modifiquen arbitrariamente las puntuaciones del dado. El dado tiene seis caras, y los puntos deben ir de 1 a 6. A veces saldrá un 1 y el empresario perderá y otras saldrá 6, y entonces ganará y con él ganará el conjunto de la sociedad en la que se asienta su negocio y en el que crea empleo y riqueza para todos.
Como creo que aún está de actualidad, copio y pego:
EL FUTURO DE LAS CIUDADES EN EL SENO DE LA UE AMPLIADA
La historia de Almería, y más concretamente su historia económica está íntimamente relacionada con la Unión Europea. Cuando en los años 70 nuestra incipiente agricultura comenzaba su andadura en los mercados exteriores, los empresarios del sector utilizaban los escasos recursos del Acuerdo Preferencial y aprendían a sortear las barreras que la Política Agrícola Común les imponía. Podemos afirmar que la existencia del Mercado Común fue uno de los factores que posibilitaron el desarrollo agrícola almeriense.
Más tarde, la aprobación del Acta Única y el tratado de Maastricht, al mismo tiempo que avanzaban en la idea de un verdadero Mercado Único Europeo, permitían sendas expansiones de la exportación agrícola almeriense:
Exportaciones hortofrutícolas de Almería por campañas, en toneladas
Fuente: Coexphal, Apal, Ecohal y Dirección General de Aduanas.
Fuente: Coexphal, Apal, Ecohal y Dirección General de Aduanas.
Las consecuencias económicas de esta actividad exportadora fueron un aumento de la producción y de los beneficios que sirvieron para lubricar todo el sistema productivo provincial y permitieron que el PIB provincial avanzara un 210,4% entre 1977 y 2003, mientras que la economía nacional lograba un crecimiento del 110,3%. En el período citado, por cierto, Almería comienza a distanciarse del resto de los ámbitos en 1987, coincidiendo con la entrada en el llamado por entonces Mercado Común. Y es ésta la principal explicación de nuestro patrón de crecimiento, pudiéndose convenir que uno de los principales factores del éxito almeriense ha sido la creciente interrelación con los mercados de la hoy Unión Europea. Así, desde 1994, se produce una aceleración en el ritmo de crecimiento de Almería, que coincide, en esta ocasión, con la puesta en funcionamiento del Mercado Único.
Evolución comparada del PIB de Almería, Andalucía y España.
Fuente: Servicio de Estudios del BBVA y FUNCAS.
Fuente: Servicio de Estudios del BBVA y FUNCAS.
Como ya he indicado, las coincidencias temporales mencionadas no son casualidad y están relacionadas con la apertura de los mercados de la Unión para con nuestras frutas y hortalizas. Pero, además, una parte importante de nuestras infraestructuras de comunicaciones están cofinanciadas por fondos comunitarios, fondos que han contribuido de forma decisiva, por tanto, a disminuir nuestro aislamiento geográfico de los mercados principales.
Partiendo de esta realidad, resulta evidente que la perspectiva almeriense no puede ser más que favorable con respecto a la Unión Europea o a la misma idea de Europa: le debemos mucho. Sin embargo tampoco nos debe cegar la complacencia y dejar de ser críticos con nosotros mismos y con la propia Comunidad.
Y, cuando se trata de mirar al futuro, como es el objetivo de esta Mesa Redonda, debemos plantearnos algunas importantes cuestiones en las que Europa tiene mucho que decir.
Uno de los primeros retos que se le han planteado a Almería en estos albores del siglo XXI es la integración de los inmigrantes que han entrado en la Unión a través de nuestras fronteras. Almería es puerta de entrada para los inmigrantes africanos por dos causas objetivas y difícilmente modificables:
- Nuestra situación geográfica, a pocos kilómetros de la costa africana.
- Las particularidades de nuestro sistema productivo, que originan un mercado de trabajo en el que se oferta mucho trabajo de escasa o nula capacitación y que resulta especialmente dinámico y flexible por mor de la estacionalidad de muchos de nuestros sectores principales.
Otro de los aspectos en los que el futuro de Almería tiene que ver con el europeo se sitúa en el terreno energético. Los esfuerzos por unificar el mercado eléctrico no son más que el paso previo para la definición de un único mercado energético, aún cuando hoy los gobiernos sigan planteando estos temas desde el punto de vista estratégico nacional. Pero, las exigencias del Protocolo de Kyoto, las consecuencias derivadas de la curva de Kuznets en el mercado del petróleo y el mero sentido común, nos indican que en este terreno es imprescindible establecer un sistema que garantice el suministro energético en cualquier punto del territorio a corto, medio y largo plazo. Al mismo tiempo, las estrategias para el aumento del uso de energías renovables se verán amplificadas y mejoradas si se plantean desde un punto de vista general como es el europeo.
Finalmente, si queremos que la Unión tenga futuro y no colapse por un híperdesarrollo o un alejamiento excesivo de los problemas percibidos por los ciudadanos, es imprescindible que este organismo que ha logrado edificar la Europa de los mercaderes comience a ser conocida como la Europa de los ciudadanos, introduciendo y explicando a las sociedades europeas los cambios institucionales pertinentes.
El cuadro no estaría completo sin hablar de los deberes de las propias ciudades, de los propios ciudadanos. En el caso de Almería, si queremos seguir aprovechando las ventajas que supone la participación en tan selecto club, debemos hacer los deberes como alumnos aplicados. Por ejemplo, si sabemos que la estrategia europea relativa al transporte internacional pasa por el ferrocarril y las autopistas del mar, no debemos dar la espalda a esta realidad. Es realmente imprescindible para nuestro futuro contar con la posibilidad de una plataforma realmente intermodal en la que se relacionen al menos carretera, ferrocarril y puerto. Pero nuestro futuro llega en el siguiente instante, por lo que cada minuto, mes o año que perdamos en la consecución de este objetivo puede resultarnos demasiado elevado.
También debemos ser conscientes de que nos encontramos en primera línea de fuego de dos de los grandes problemas del siglo XXI. El ya mencionado de la inmigración y el no menos peliagudo de la sostenibilidad ambiental. Si juntamos ambos en un territorio tan frágil como el almeriense el resultado es un nudo gordiano de muy difícil solución. La batalla de la integración se libra día a día en nuestras calles, en nuestros colegios, en nuestros mercados y empresas. Debemos aprender a relacionarnos con los extranjeros (que ya son el 15,2% de nosotros) y debemos lograr que ellos estén dispuestos a integrarse en nuestra sociedad.
Por otro lado, la economía almeriense necesita seguir creciendo para dar empleo a una población que se dispara y que en los últimos 5 años ha mantenido un ritmo de crecimiento acumulativo del 3,5%. Eso, nos guste o no, trae consigo consumo de recursos, tanto naturales como económicos. El papel del sector público es establecer las reglas del juego y, una vez establecidas, hacer que se cumplan por parte de los jugadores. Los empresarios creemos que las protecciones ambientales son necesarias y positivas para el conjunto de la sociedad, hemos sido los primeros en pedir una ordenación de los usos del territorio; en suma, una aclaración del terreno de juego. Siguiendo con el símil del juego de mesa, lo que no nos gusta es que nos modifiquen arbitrariamente las puntuaciones del dado. El dado tiene seis caras, y los puntos deben ir de 1 a 6. A veces saldrá un 1 y el empresario perderá y otras saldrá 6, y entonces ganará y con él ganará el conjunto de la sociedad en la que se asienta su negocio y en el que crea empleo y riqueza para todos.
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