La maldición de la velocidad

Este país en el que vivo, a veces extraño, a veces entrañable, parece abocado desde los años 70 a una especie de maldición del cambio veloz. Primero hicimos, como cuenta José Luis García Delgado, la desagrarización de nuestra economía en tiempo récord, también cumplimentamos la transición de una forma acelerada y hasta exhacervada (hace poco teníamos la tasa de natalidad más baja del mundo). Y ahora nos hemos convertido en la sociedad más multiétnica de Europa, en apenas 15 años.
¿Que nos queda por ver? Corre, corre...

Véase la noticia en IDEAL.

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