Cambios a vista de pájaro (y 2)
CARBONERAS 2007
Cambio, más bien mutación: una transformación del ADN, con repercusiones en la forma y en el fondo. Al litoral le han salido tres brazos que pretenden remansar las olas para dar abrigo a las actividades pesqueras, turísticas e industriales que se producen en el entorno. La Isla de San Andrés ya no es tan relevante. El foco de atención se ha desplazado hacia la izquierda. Allí, donde apenas se adivinaba la carretera a ninguna parte, han aparecido destinos importantes. Incluso la espuma de mar ha desaparecido, y sólo queda la que se produce en la salida de aguas de la térmica: el mar ha sido domeñado por la acción del hombre. Y también la tierra.
No sólo el casco urbano ha crecido hacia ese lado izquierdo (en rigor ha ensanchado también hacia las tierras de cultivo del norte), también el puerto del municipio (hoy adornado por una miríada de embarcaciones de recreo) nace en el sur y, por supuesto, la zona industrial. Otra metáfora visual: ha cambiado el eje de rotación, que ahora es paralelo a la costa.
Esa es el área de atención, una enorme mancha blanca, antigua cantera de áridos y una negra más pequeña (el carbón que se quema en la central térmica), son ahora los protagonistas absolutos. Y sus respectivos brazos. Esos muelles construidos para en un caso descargar el combustible de la central y, en el otro, cargar el cemento que luego cohesionará ladrillos en cualquier lugar del mundo.
Los requiebros de las ramblas han desaparecido, aunque no del todo, pues se les adivina en la parte superior de la fotografía, subrayados por la vegetación rala que ya estaba en el 57.
Esos son los grandes cambios, los que nos hablan de una población industrial, en la que se fabrican la electricidad que consume toda la provincia y el agua que consumirá el cercano Campo de Níjar. Un pueblo que ha perdido el miedo al mar y que ahora busca su abrazo cálido deparramándose hacia las orillas del Mediterráneo.
Pero, ocultos por el espectáculo enorme y hasta brutal del litoral, nos quedan sorpresas que desvelar tierra adentro. Han aparecido en la esquina superior derecha nuevos cultivos, tal vez olivos, y la antigua zona de explotación agraria se ha trasladado, con una menor extensión, a este extremo de la imagen. Las construcciones han ascendido también y salpican ahora un paisaje que 50 años atrás sólo mostraba los restos de cultivos extensivos. Por último, hay si no me engañe la vista, algunos invernaderos. Un nuevo y definitivo cambio.
De la Almería pobre, a la rica. Del interior al mar. Del secano al invernadero, al turismo, a la industria. El signo de los tiempos.
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