¿La generación perdida?
Los 15 años de crecimiento continuo, y la enorme capacidad que ha mostrado la economía española para crear puestos de trabajo poniendo ladrillos o vendiéndolos han podido provocar un mayor cataclismo que el que estamos viviendo en estos momentos. La gran capacidad de creación de empleos por cada unidad extra de valor generado (con un valor de la producción sometido a los impulsos de la burbuja inmobiliaria) deja ver ahora el envés de la moneda, con una gran destrucción de empleos en muy poco tiempo (el mismo que ha tardado en pararse la fábrica de muros en la que nos habíamos convertido). Dicho en términos económicos, el coste de oportunidad de continuar los estudios se había encarecido.
Como decía, en los últimos tiempos me asalta una duda: dado que encontrar trabajo era fácil, dado que la capacidad de pago se veía incrementada por las facilidades de crédito y los bajos tipos de interés, el número de jóvenes que han abandonado el sistema educativo ha debido ser muy elevado. En este sentido, dado que han sido casi 15 años, podemos estar hablando de toda una generación de trabajadores poco o muy poco cualificados con un nivel elevado de endeudamiento. Las salidas para esta gente son complicadas. En la medida que se hayan incorporado a la cadena del consumo a través de endeudamiento, su situación será una epecie de trampa, en la que no pueden dejar el mercado de trabajo so pena de incumplir sus compromisos financieros y, por su escasa preparación, los trabajos a los que podrán aspirar no serán de los mejor remunerados.
Otra parte de esta gente podrá volver a las aulas, bien a las de la FP, bien a las de la Universidad, en busca de una preparación más sólida que les proporcione una segunda oportunidad en el mercado de trabajo. Si España quiere seguir siendo una de las más sólidas economías del mundo, no tiene más remedio que especializarse en sectores de elevado valor añadido, que suelen requerir de profesionales preparados (un reciente informe supone que necesitamos 100.000 trabajadores especializados al año).
Por otro lado, hemos dado cabida a 4 millones de personas en este país en los últimos años. Supongo que una parte de ellos podrá regresar a sus lugares de origen, sobre todo los que provienen de los países del Este, donde comienzan a surgir oportunidades. Pero seguramente, los que vienen del resto del mundo seguirán prefiriendo una España precaria a lo que les espera en casa.
Resumiendo, es posible que una parte importante de nuestra juventud se haya dejado cegar por el brillo de los euros fáciles y no esté en condiciones de afrontar el futuro inmediato que exige una elevada preparación y una formación a la que no pudieron o quisieron obtener. Espero que no sea tarde y que de verdad no hayamos perdido a toda una generación.
Como decía, en los últimos tiempos me asalta una duda: dado que encontrar trabajo era fácil, dado que la capacidad de pago se veía incrementada por las facilidades de crédito y los bajos tipos de interés, el número de jóvenes que han abandonado el sistema educativo ha debido ser muy elevado. En este sentido, dado que han sido casi 15 años, podemos estar hablando de toda una generación de trabajadores poco o muy poco cualificados con un nivel elevado de endeudamiento. Las salidas para esta gente son complicadas. En la medida que se hayan incorporado a la cadena del consumo a través de endeudamiento, su situación será una epecie de trampa, en la que no pueden dejar el mercado de trabajo so pena de incumplir sus compromisos financieros y, por su escasa preparación, los trabajos a los que podrán aspirar no serán de los mejor remunerados.
Otra parte de esta gente podrá volver a las aulas, bien a las de la FP, bien a las de la Universidad, en busca de una preparación más sólida que les proporcione una segunda oportunidad en el mercado de trabajo. Si España quiere seguir siendo una de las más sólidas economías del mundo, no tiene más remedio que especializarse en sectores de elevado valor añadido, que suelen requerir de profesionales preparados (un reciente informe supone que necesitamos 100.000 trabajadores especializados al año).
Por otro lado, hemos dado cabida a 4 millones de personas en este país en los últimos años. Supongo que una parte de ellos podrá regresar a sus lugares de origen, sobre todo los que provienen de los países del Este, donde comienzan a surgir oportunidades. Pero seguramente, los que vienen del resto del mundo seguirán prefiriendo una España precaria a lo que les espera en casa.
Resumiendo, es posible que una parte importante de nuestra juventud se haya dejado cegar por el brillo de los euros fáciles y no esté en condiciones de afrontar el futuro inmediato que exige una elevada preparación y una formación a la que no pudieron o quisieron obtener. Espero que no sea tarde y que de verdad no hayamos perdido a toda una generación.
Se observa una crisis que sigue decayendo cada día sin fondo, no hay hipotesis concluyente sobre futuro de todo esto, es más, el IBEX 35 está desmoronándose... 35 empresas más importantes de nuestro país están perdiendo fuerza, añado que pasaremos tiempos complicados.
ResponderEliminarUn Saludete.
Claro David! Estos incautos no han sabido alienar sus mentes y ver........ a Matrix ante sus ojos. Un mundo donde los seres humanos ya no nacen, sino que los emite el Banco Central. Por cada ser humano en el Activo de la economía mundial encontramos una hipoteca en el Pasivo. Donde la durabilidad de la pila nuclear que llevan insertada en el culo es equivalente a la vida de la hipoteca. Toma ya! Eso sí que es equilibrio entre amortización técnica y amortización financiera; lo demás es tontería. jajaja.
ResponderEliminarCada día me cuesta más luchar contra los hegelianos y su MegaEnte. Conforme el número de seres crece exponencialmente (todos interconectados a través de sus cerebros reptiles), la importancia relativa de mi razón decrece logarítmicamente. Qué mal rollo!
Un poco de humor David!
Un abrazo de tu amigo Pedro Parra