Un regalo disruptor

En mi primer post del año, quise imitarme a mi mismo (parezco Walt Witman), hablando de las palabras que se pondrían de moda en 2010. Una de ellas era el lector de libros electrónicos y algo más, el movilnet®, le llamé. Y, mira por dónde, en los próximos días (el 27 de enero para ser exactos), la industria de la electrónica de consumo, la de la informática, la de la telefonía móvil, la de las telecomunicaciones y un montón de personas a lo largo y ancho del mundo estarán pendientes de la presentación de un nuevo producto por parte de Apple.
Como ya es tradición, en los meses previos al evento, se han venido sucediendo un montón de rumores, filtraciones, desmentidos y, simplemente, mentiras. Todo ello ha provocado que la comunidad tecnológica mantenga la atención fija en las intenciones de la empresa de Cupertino, generando una notoriedad de marca que hubiera costado muchos millones de dólares lograr mediante publicidad. Alguien podría pensar que es perfecto, pero yo creo que no lo es tanto.



A base de leer rumores, de ver las patentes presentadas por la empresa, de ver estupendos posibles diseños y de macerar sus propios deseos, los usuarios, los inversores, los periodistas y los fans de la compañía tienen formada en su mente una imagen de producto. El mínimo común múltiplo que todo el mundo espera es un objeto bello, de pantalla táctil, capaz de reproducir música y que permita la lectura de libros.
Pero si sólo fuera eso, Apple no cumpliría con las expectativas. De la empresa californiana se espera que cada uno de sus productos sea una revolución, al menos en su primera versión. Es por ello por lo que la mayor parte de los competidores tienen sus tablets, pizarras electrónicas y similares guardados en un cajón hasta que los de Cupertino enseñen sus cartas. Unos para reestructurar sus prototipos, otros para decidir el rango de precio en el que competir. Es por ello que Amazon ha sacado un quit de desarrollo para su Kindle...
El problema de tanto runrrún y de tanto tiempo escuchándolo es que difícilmente Apple podrá cumplir tantos y tan distintos sueños. El día 28, seguramente, serán muchos los que se sientan defraudados. Independientemente de lo que se presente. Y eso es peligroso, porque competir con los sueños, que es lo que hace Apple, encierra una terrible maldición: los sueños son etéreos, pero la materia no. Es muy fácil perder la batalla.
Ahora bien, también estoy seguro que habrá muchos impacientes que, como yo, no puedan esperar a tener entre sus manos el próximo unicornio con una manzana mordida en el lomo. No en vano llevo desde el 25 de diciembre retrasando mi regalo de cumpleaños.

Comentarios

  1. Pues ya está presentado y decidido: es mi regalo de cumpleaños atrasado

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