Perspectivas someras para 2010 en Almería
Artículo elaborado a petición del diario El Economista. Saldrá a la luz el 25 de marzo, creo.
ALMERÍA 2010
Hace pocas fechas FUNCAS presentó sus tradicionales cifras sobre la marcha de las economías provinciales y autonómicas durante 2008. En aquel año (hace tan solo dos) Almería aún lograba crecer, aunque a un ritmo agónico comparado con los ejercicios precedentes. Aquel era el canto del cisne de un período de prosperidad ininterrumpido, sin precedentes en el siglo XX. Durante el mismo, la provincia almeriense dejó de ser la última en renta (allá por 1955) para homologarse con la media nacional; también pasó de ser una tierra de emigración a convertirse en refugio de inmigrantes de todo el planeta (en apenas el tiempo de una generación).
2009 ha sido muy distinto, el pinchazo inmobiliario, las restricciones crediticias derivadas de la crisis internacional y el trágico repunte del desempleo han marcado este año, que pasará a la historia económica nacional como el de la gran recesión. Como ha sucedido a nivel nacional, el vacío dejado por la construcción ha sido enorme en el mercado de trabajo, tan grade que será muy complicado encontrar un relevo. En realidad, lo más probable es que no sea un solo sector el que absorba los excedentes de mano de obra, sino un grupo de ellos. Ahora bien, si en los buenos tiempos la tasa de actividad de la población almeriense era una de las más altas del país (gracias, entre otras cosas, al elevado porcentaje de extranjeros), ahora esa movilización se torna en un problema para reducir la tasa de paro y provocará que pase bastante tiempo hasta retornar a las tasas de mediados de la década.
En anteriores crisis, como la de 1993, la economía provincial había gozado de una cierta indulgencia al contar con el sector agrario como principal puntal de su actividad. La demanda de productos alimenticios es menos sensible a las reducciones de la renta, la competencia de países terceros era menor que hoy y en ese 1993 desaparecían las restricciones para la exportación de frutas y hortalizas españolas a la UE. Estos factores motivaron que Almería siguiera creciendo con fuerza aquel año, a pesar del pinchazo de la construcción, y a pesar de un entorno nacional recesivo. Sin embargo, la coyuntura actual no cuenta con este colchón de seguridad. Por un lado, se han agotado los efectos de la apertura de los mercados europeos, también contamos con una competencia internacional muy evolucionada y creciente. Asimismo, la gran distribución está actuando en la actualidad como un elemento dispersador de la misma. Si bien, los productos alimenticios no ven reducida su demanda en la misma medida que otro tipo de bienes, estos minoristas los están usando como elemento de reclamo para los clientes, presionando los precios a la baja en los mercados de origen, en los cuales los agricultores no tienen capacidad para contrarrestar el poder de los distribuidores. Esta nueva realidad sin duda va a marcar el futuro del sector agrario y va a generar nuevas estrategias por parte de los productores. En cierta medida, ya está ocurriendo. Ante la escasa capacidad de negociación de las empresas de comercialización, éstas han iniciado un proceso de concentración que, no dudamos, será exitoso siempre que sus objetivos se fijen en el mercado y en las mejoras de eficiencia.
La industria, que en Almería prácticamente se agota en el mármol y en la industria auxiliar de la agricultura, afrontó en 2009 su segundo año en recesión, ya que los efectos del enfriamiento de la construcción impactaron tempranamente en la piedra natural. Ésta ha vuelto a dejarse llevar por la coyuntura y se ha centrado en el mercado nacional generado por la explosión residencial. Ahora paga su pecado y busca nuevamente resurgir creciendo en el exterior y diversificando su gama de productos. No obstante, esta estrategia sólo ofrecerá resultados a medio plazo y en la medida que las economías de nuestros principales socios comerciales se aceleren. La industria auxiliar de la agricultura tiene mejores perspectivas a corto plazo. De un lado, el mercado potencial a nivel mundial no deja de crecer y, de otro, aún quedan en la provincia de Almería muchas hectáreas de invernadero que pueden mejorar sus rendimientos invirtiendo en la renovación de las estructuras o acometiendo la transformación al control biológico, segmento que aún tiene un interesante camino que recorrer en cultivos como el tomate o la berenjena.
La construcción residencial aún sigue ajustándose a día de hoy, por lo que no es previsible que encuentre mejoría a corto plazo. Otra cosa será la obra pública. Si el Gobierno o la Junta acelerasen sus respectivos proyectos de AVE con Murcia o Granada, los efectos sobre la provincia serían netamente positivos, sin mencionar los interesantes efectos de arrastre que sobre el resto de la economía tendrían. No obstante, en la medida que el descenso de los precios de las viviendas se vaya acercando a niveles atractivos, es posible que comience el consumo del excedente acumulado, dado que factores como el crecimiento demográfico o el atractivo del clima siguen activos.
Dentro de los servicios, el turismo es el principal rubro de actividad provincial. Especializado en el sol y playa, el sector almeriense ha venido sufriendo una callada pero continua crisis a lo largo de los últimos años. El cambio de modelo acontecido tras la irrupción de las compañías aéreas de bajo coste dejó a nuestros resorts fuera de juego, nuevamente sufriendo los problemas de una complicada renta de localización, agravada por la elección de sedes de las nuevas compañías y la escasez de grandes cadenas nacionales o internacionales. Afortunadamente, a lo largo de 2009 esto ha comenzado a cambiar. La irrupción de nuevas compañías en las rutas con Madrid y Barcelona y la resurrección de la conexión con Sevilla reposicionan al sector almeriense en términos de atractivo para el mercado nacional, que siempre ha sido un importante demandante del producto Almería. Por tanto, para este sector las expectativas parecen positivas.
En resumen, las mejores noticias de 2010 las esperamos en la industria y los servicios auxiliares de la agricultura y en el turismo, mientras que la construcción residencial y el mármol, aún tendrán de digerir el exceso de producción de los años previos. Este panorama, mejor que el del año anterior, traerá un cierto alivio en el mercado de trabajo, aunque es previsible que esta se mueva durante todo el ejercicio en el entorno del 18-20%.
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