Productividad, competitividad y paro
Había una vez un país muy pobre, al menos más pobre que la mayoría de los que había a su alrededor. Con el tiempo, ese país se fue abriendo al exterior y a las novedades y, poco a poco, se fue haciendo tan rico como los demás. Sin embargo, en un momento dado, sus ciudadanos se volvieron un poco más locos que el resto del mundo. Creyeron que podrían lograr reducir la sempiterna lacra del paro a base de alicatar la mayor parte de su territorio. La cosa es que durante un tiempo demasiado largo, esa locura pareció posible y este país, que había sido un emisor de emigrantes durante gran parte del siglo XX, se convirtió, de la noche a la mañana, en uno de los de mayor presencia de extranjeros en su territorio. Gracias a esos extranjeros, el PIB y la recaudación de la Seguridad Social crecían y el paro llegó a estar por debajo de la del vecino más poderoso de todos. La realidad era tan buena que parecía un sueño. Pero lo malo de los sueños es que, tarde o temprano, terminan. Y muchas veces ...