Por qué no les votaré

Hace unos días leía un artículo de Miguel Ángel Blanco en el que, con la excusa de la dimisión de Pizarro de su puesto de consejero en la Junta de Andalucía, y en el que mostraba su incredulidad ante la carrera de este político socialista, diseccionaba el funcionamiento de los partidos en España:
"Creo que en política se funciona, en muchos casos pero no siempre, desde el servilismo, el halago y la lealtad interesada. Y por eso hay políticos que suben y suben y suben y se tiran casi toda su vida en cargos públicos. Y otros, en cuanto dejan escapar opiniones personales que pueden resultar incómodas al poder establecido del partido de turno, rápidamente desaparecen. En la mayoría de los casos, entre los que permanecen, abunda la mediocridad, se configura el poder de los mediocres, y ellos, que son halagadores se alimentan de los halagos de los demás para sobrevivir. No pueden volver a la realidad de la calle, fuera del acontecer político, porque su ego se ha inflado de tal modo que no aceptan volver a ser lo que fueron, en el oficio que les forjó en sus primeros pasos".
 Es un diagnóstico que comparto. Las listas cerradas, los mecanismos de promoción poco transparentes y la tendencia humana a la creación sistemáticas de redes clientelares provoca que los candidatos más dotados para la obediencia ciega y para el halago al jefe sean los que, con más probabilidad, lleguen más alto. No obstante, hay que reconocer que esto no sólo pasa en los partidos, en la mayoría de las organizaciones públicas y privadas es relativamente sencillo encontrar individuos (e individuas, que aquí sí que hay paridad) que han alcanzado niveles que están por encima de sus capacidades. Incluso se le ha puesto nombre a este fenómeno, se le conoce como el Principio de Peter. Dicho esto, a la sociedad, a tenor de la imagen que tiene de sus políticos (en el último barómetro del CIS, el Gobierno y la clase política es el tercer mayor problema del país, tras el paro y los problemas de índole económica), es evidente que no le transmite demasiada confianza su clase política y, apostaría una cena con cualquiera, la mayor parte también piensa que en los partidos rige una especie de ley de selección inversa, en la que los menos capacitados son los que llegan a gobernar.
Vuelvo a hacer aquí un inciso para comentar que muy probablemente haya sido la corrupción ligada sobre todo al reciente boom inmobiliario una de las principales razones de la pérdida de credibilidad de los políticos. El continuo chaparrón de los casos que saltan a los periódicos y a los tribunales son una auténtica bomba de achique de prestigio para esta casta. Os adjunto el Corruptódromo que ha elaborado el movimiento #nolesvotes. Ante un mapa así, en el que hay imputados de todos los colores, no es de extrañar que el público asocie directamente la política con la corrupción, y a los políticos con sinvergüenzas.


Ver Mapa de Corrupción por Partidos Políticos en un mapa más grande

Hasta aquí los méritos de nuestra clase política. Pero lo verdaderamente triste de todo esto es que los ciudadanos hemos llegado a tal nivel de hartazgo y decepción, que no nos rebelamos ante la situación y comenzamos a considerar normal que los políticos roben cuando llegan al poder o que se aprovechen del mismo para conceder favores a amigos y deudos. Hemos llegado hasta el punto de que políticos imputados, inmersos en complejos procesos judiciales por corrupción, se presentan a las elecciones y, tanto sus partidos como los votantes, les consideran elegibles. Y ni a unos se les cae la cara de vergüenza ni a los otros se les pasa por la cabeza que una lista con ese tipo de defectos es tan "inelegible" como las listas de Batasuna en el País Vasco.
El movimiento #nolesvotes nació vinculado a la protesta por la denominada Ley Sinde, y promueve la negación del voto a los partidos que apoyaron dicha ley, es decir: PSOE, PP y CiU. Sin embargo, el propio cabreo de los ciudadanos ha ido sumando razones, tales como la presencia de imputados en las listas a las municipales y autonómicas de los principales partidos, o la negativa de los eurodiputados a viajar en turista en los viajes de menos de 4 horas.
En las últimas convocatorias electorales, mi voto había sido en blanco, pero en las próximas cambiaré de estrategia. Votaré por partidos no mayoritarios, que no me hayan decepcionado, y en las generales votaré por el partido que proponga cambiar a distritos electorales unipersonales, o por las listas abiertas. Muchos me dirán que los partidos menos potentes o más jóvenes no están preparados, pero prefiero a estas alturas a un entusiasta que a un hombre público de colmillo retorcido. De momento, ni PP ni PSOE tienen mi confianza. Aunque les tengo que reconocer que se lo han trabajado a pulso.

Comentarios

  1. "...no nos rebelamos ante la situación y comenzamos a considerar normal que los políticos roben cuando llegan al poder o que se aprovechen del mismo para conceder favores a amigos y deudos."

    Esto, querido amigo es también especulación.(lástima que el "niño de la burbuja" al final tuviera razón, aunque no lo reconozcan, jaja)

    ¿Por qué se llegó (y se paga) los precios que se pagaron por las viviendas aún sabiendo que eran desorbitados? Por si me toca a mi y lo vendo por más.

    ¿Por qué no digo nada de los políticos corruptos de mi pueblo o ciudad? Por si me toca a mi algún día directa o indirectamente.

    Claro, ahora no hay dinero para nadie ni en la especulación ni en los ayuntamientos y nos indignamos.UUHhhh fuera chorizos!

    Lamentablemente, no digo que sea generalizado a todo españolito/a, pero seguro que esta reflexión ha estado y está en la mente de demasiados "pícaros españolitos" (es decir delincuentes en potencia, jajaja).

    Conclusión: "si yo fuera ese/a haría lo mismo (por si me toca a mi algún día)". España, de picaros por la vida sólo llegaremos a ser cutres y delincuentes. Debemos de ser todos más honestos y leales a nuestra sociedad aportando no cogiendo.

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  2. Brillante post, como sueles. Le hago la pertinente redifusión.

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