Los inmortales, de Manuel Vilas
El futuro es inmortal. Los hombres prolongarán sus vidas infinitamente. Y pensarán que cualquier tiempo pasado fue peor. Pero antes de la inmortalidad general hubo inmortales juguetones, apasionados, salvajes. Inmortales que podrían manchar el buen nombre de la humanidad y cuyo restos hay que eliminar. Los inmortales, casi siempre de dos en dos se van juntando para esperar juntos la segunda venida del Arcángel San Gabriel (Arcan y no Gaby, que hubiera sido lo suyo): un extraterrestre, mensajero del amor y que viaja en su nave espacial a velocidades mayores a la de la luz, siempre limpiando el polvo estelar que se acumula. Los inmortales entretienen la espera, convertidos en seres que se reencarnan y que viven de forma apasionada. Saavedra, Juan Pablo II, la madre Teresa, Van Gogh, Picasso, Virgilio o Lorca son algunos de los inmortales que habitan las páginas de esta historia que desbarra hasta el surrealismo más disparatado. A veces me pregunto si en el fondo no soy un "bien...