Default made in Spain
La prima de riesgo está por encima de 630 cuando escribo estas líneas. De Guindos insiste en su comparecencia que no habrá rescate a España y el ministro alemán de finanzas explica que España no será la nueva Grecia. Si los ministros español y alemán tienen razón ¿qué hace la prima batiendo records?
Resulta evidente que el precio que el mercado asigna a los bonos españoles es cada vez mayor con referencia al alemán, es decir, que se les atribuye una mayor probabilidad de impago. Si la prima fuera solo un indicador, si no tuviera repercusiones sobre los costes financieros del Estado, esto no resultaría problemático. Pero ese diferencial creciente entre España y Alemania (eso es la prima de riesgo) encarece nuestra deuda y acerca de forma peligrosa un escenario que hace un año nadie creía posible y hoy es una posibilidad más que plausible, por mucho que los ministros se empeñen.
La economía española no reacciona a las medidas que se llevan tomando desde junio de 2010. Los sucesivos recortes de gasto han ido seguidos de nuevos recortes en la misma medida que el déficit aumentaba y los mercados apretaban. Dejando a un lado el problema nada neutro de que la base de nuestra crisis ha sido un proceso de sobreendeudamiento privado y no público, lo cierto es que el PIB nacional, que había logrado cerrar 2011 con tasas ligeramente positivas, ha vuelto a decantarse por el decrecimiento, siendo la última previsión para el 2012 de una pérdida del 1,5%. Eso llevado a términos de empleo, obviamente no es demasiado compatible con una mejora del mismo y tampoco es un acicate para que aumenten el consumo o la inversión. Ambas magnitudes, sin embargo, están muy relacionadas con la confianza de las familias y con las expectativas de futuro de las mismas. Si éstas piensan que las probabilidades de que sus ingresos decrezcan son elevadas, lo más seguro es que disminuirán su consumo actual para ahorrar en previsión y, si pueden, demorarán sus decisiones de consumo de bienes duraderos. Incluso aunque inundara al país una ola de optimismo y todos los agentes decidieran que el futuro a corto plazo va a ser mejor, nos encontraríamos todavía con la incapacidad de bombear recursos hacia estas unidades de gasto e inversión.
El sistema financiero español sigue apartado de los mercados de capitales. El resumen de la situación es que si no somos capaces de romper el nudo gordiano que nos aprisiona, no seremos capaces de salir del círculo vicioso en el que estamos inmersos y terminaremos ocupando un macabro lugar en los libros de historia como el primer país verdaderamente sistémico en declararse en quiebra. Romper ese nudo requiere posiblemente una visión y una determinación de la que carecen nuestros gobernantes actuales, aún enfrascados en sus guerras de poder y en sus valoraciones de efectos electorales.
A falta de un Alejandro Magno que rompa el nudo, precisamos de una espada que deben llamarse pactos de estado (¿Moncloa II?) en la que los partidos españoles se comprometan a seguir una hoja de ruta. Esa hoja de ruta debe establecer, ya digo, compromisos, pero a la vez debe tener la virtud de ganar tiempo para la economía española y de permitirnos medidas de estímulo fiscal que pongan en marcha los mecanismos de crecimiento.
Nuestra pertenencia a la eurozona, además, implica que no podemos actuar por nuestra cuenta. Un frente ítalo-español (o ítalo-franco-español) tendría un peso considerable a la hora de negociar nuevos plazos y compromisos. Por otro lado, y como decía Steve Jobs, de vez en cuando hay que jugarse la empresa entera a una carta. Nuestra empresa es el euro y, si no somos capaces de hacer que funcione como una verdadera moneda única, estaremos sembrando futuras tempestades. Hay que jugársela, nuestra situación es ya desesperada y el tiempo va en nuestra contra. De momento el nudo aprieta y aprieta, y no parece que ninguno de los recortes a los que nos estamos sometiendo tenga el más mínimo efecto sobre él. Somos la banda de música del Titanic, el barco se hunde y nosotros seguimos tocando nuestra partitura en la cubierta. Si al menos la música fuera bella tendría sentido, pero nos están obligando a tocar música sinfónica cuando apenas tenemos un puñado de instrumentos.
Resulta evidente que el precio que el mercado asigna a los bonos españoles es cada vez mayor con referencia al alemán, es decir, que se les atribuye una mayor probabilidad de impago. Si la prima fuera solo un indicador, si no tuviera repercusiones sobre los costes financieros del Estado, esto no resultaría problemático. Pero ese diferencial creciente entre España y Alemania (eso es la prima de riesgo) encarece nuestra deuda y acerca de forma peligrosa un escenario que hace un año nadie creía posible y hoy es una posibilidad más que plausible, por mucho que los ministros se empeñen.
La economía española no reacciona a las medidas que se llevan tomando desde junio de 2010. Los sucesivos recortes de gasto han ido seguidos de nuevos recortes en la misma medida que el déficit aumentaba y los mercados apretaban. Dejando a un lado el problema nada neutro de que la base de nuestra crisis ha sido un proceso de sobreendeudamiento privado y no público, lo cierto es que el PIB nacional, que había logrado cerrar 2011 con tasas ligeramente positivas, ha vuelto a decantarse por el decrecimiento, siendo la última previsión para el 2012 de una pérdida del 1,5%. Eso llevado a términos de empleo, obviamente no es demasiado compatible con una mejora del mismo y tampoco es un acicate para que aumenten el consumo o la inversión. Ambas magnitudes, sin embargo, están muy relacionadas con la confianza de las familias y con las expectativas de futuro de las mismas. Si éstas piensan que las probabilidades de que sus ingresos decrezcan son elevadas, lo más seguro es que disminuirán su consumo actual para ahorrar en previsión y, si pueden, demorarán sus decisiones de consumo de bienes duraderos. Incluso aunque inundara al país una ola de optimismo y todos los agentes decidieran que el futuro a corto plazo va a ser mejor, nos encontraríamos todavía con la incapacidad de bombear recursos hacia estas unidades de gasto e inversión.
El sistema financiero español sigue apartado de los mercados de capitales. El resumen de la situación es que si no somos capaces de romper el nudo gordiano que nos aprisiona, no seremos capaces de salir del círculo vicioso en el que estamos inmersos y terminaremos ocupando un macabro lugar en los libros de historia como el primer país verdaderamente sistémico en declararse en quiebra. Romper ese nudo requiere posiblemente una visión y una determinación de la que carecen nuestros gobernantes actuales, aún enfrascados en sus guerras de poder y en sus valoraciones de efectos electorales.
A falta de un Alejandro Magno que rompa el nudo, precisamos de una espada que deben llamarse pactos de estado (¿Moncloa II?) en la que los partidos españoles se comprometan a seguir una hoja de ruta. Esa hoja de ruta debe establecer, ya digo, compromisos, pero a la vez debe tener la virtud de ganar tiempo para la economía española y de permitirnos medidas de estímulo fiscal que pongan en marcha los mecanismos de crecimiento.
Nuestra pertenencia a la eurozona, además, implica que no podemos actuar por nuestra cuenta. Un frente ítalo-español (o ítalo-franco-español) tendría un peso considerable a la hora de negociar nuevos plazos y compromisos. Por otro lado, y como decía Steve Jobs, de vez en cuando hay que jugarse la empresa entera a una carta. Nuestra empresa es el euro y, si no somos capaces de hacer que funcione como una verdadera moneda única, estaremos sembrando futuras tempestades. Hay que jugársela, nuestra situación es ya desesperada y el tiempo va en nuestra contra. De momento el nudo aprieta y aprieta, y no parece que ninguno de los recortes a los que nos estamos sometiendo tenga el más mínimo efecto sobre él. Somos la banda de música del Titanic, el barco se hunde y nosotros seguimos tocando nuestra partitura en la cubierta. Si al menos la música fuera bella tendría sentido, pero nos están obligando a tocar música sinfónica cuando apenas tenemos un puñado de instrumentos.
parece ser bueno. que me dan ese tipo de información, que me quiere .. gracias a propietario de estos mensajes bonitos ... Esperemos que soy visite aquí de nuevo en el futuro ..
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