Palabras para 2013
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No obstante, mi apuesta para este comienzo de año es un recrudecimiento de las tensiones, tras la entrada en barrena de la economía alemana en el último cuarto de 2012 (-0,55). España, que poco a poco ha corregido alguno de sus principales desequilibrios (comenzando por el exterior) se va a encontrar de nuevo en el centro de la tormenta, aunque me temo que no estaremos solos ni será por nuestra culpa. Las debilidades de Grecia (que no se han superado) y los riesgos que su caída puedan provocar, así como el estancamiento económico de la Eurozona nos van a pasar de nuevo factura.
No obstante, y a pesar de todo, creo que esta vez sí que oiremos la palabra recuperación con cierta intensidad, según se vayan acercando las fechas para las elecciones alemanas y Merkel tome medidas para calentarla. Eso debería mejorar nuestras posibilidades de exportación tras el adelgazamiento de los costes laborales que hemos venido realizando en los últimos años. Desde luego, si transcurre un año más sin indicios de mejora, es posible que la tensión en la sociedad española comience a desbaratar las costuras del trajecillo con el que aún nos arropamos. La salida ante esta tesitura podría ser un gobierno de concentración nacional o un tecnócrata impuesto desde Bruselas, aunque si la cosa estalla, no veo que se acepte esta solución con buenos ojos por parte del pueblo.
La situación geopolítica ha vuelto a poner de manifiesto que no se pueden minusvalorar los efectos contagiosos de los conflictos lejanos, ya sea en el Medio Oriente, ya sea en África. El mundo se ha estrechado para bien y para mal. A pesar de que España juega un papel secundario en el concierto del poder militar internacional, desde la pérdida de las colonias no habíamos tenido tropas en tantos lugares distintos del mundo como desde la Guerra de los Balcanes. La tendencia de los países occidentales a explotar sus recursos de petróleo no convencional va a conllevar un casi seguro descenso del precio del crudo (no creo que China vaya a dejar pasar la oportunidad de explotar el fracking en su territorio) lo que provocará nuevos focos de conflicto en los países exportadores.
En el ámbito tecnológico, las teles conectadas ya forman parte de nuestra vida, los ordenadores han comenzado a ceder terreno ante las tabletas, ahondando el proceso de sustitución que se había iniciado entre sobremesa y portátiles. Nada indica que esto vaya a cambiar a corto plazo. El abaratamiento de las tabletas va a generar una mayor difusión de las mismas y a una mayor ubicuidad de nuestros contenidos digitales, la mayor parte respaldados hoy ya en la Nube. Ahora llegará el turno del resto de cosas. La Internet de las Cosas ha comenzado por los salones, pero poco a poco se va a extender al resto de las habitaciones, de la misma forma que ya ha comenzado a instalarse en los coches.
La guerra entre los gigantes de la tecnología encontrará nuevos terrenos en los que extenderse. Los libros ya son un bien casi digitalizado en EEUU. En España la cosa va más lenta, pero el camino es el mismo. La calidad de los materiales formativos que va habiendo disponibles para consumo en las diversas plataformas indica que es cuestión de tiempo que los escolares dejen para siempre las maletas llenas de libros en el armario, y no está ocurriendo ya porque la crisis ralentiza las inversiones. Los diarios de papel están heridos de muerte. La inmediatez y ubicuidad de la red van acaba con ellos. El papel quedará relegado para las lecturas reposadas de los fines de semana, al menos de momento, porque no creo que ni de esa forma sobrevivan. No me gustaría ser librero de menos de 50 años...
Me voy a atrever a plantear una nueva batalla entre Apple, Google y Microsoft: la distribución de contenidos para las teles conectadas. De momento los fabricantes y algunos agentes independientes han montado sistemas alternativos, pero es muy difícil que estos tres contendientes globales vayan a renunciar al creciente bocado del mercado de la TV a la carta. Por otro lado, vamos a ver extenderse la fibra óptica en los hogares, ya que las tecnologías basadas en el cobre no creo que puedan obtener mejoras sustanciales de rendimientos de comunicación y la demanda de ancho de banda sigue siendo creciente. Esto no será necesariamente en 2013, pero veremos como la curva de conversión de cobre a fibra comienza a despegar.
Más, y aquí me acerco a lo local, el entorno de recrudecimiento de la crisis en Europa, el atranque del anteproyecto de Ley de la Cadena Agroalimentaria y las presiones de la distribución minorista sobre los precios agrarios, van a provocar que el proceso de aumento de la dimensión de los agentes en origen prosiga. No será una Ley, ni mejores incentivos. Al final volverá a ser el mercado el que obligue a los agentes a actuar... En Almería ya hay al menos tres agentes a punto de entrar en una dimensión mínima para poder jugar en "las grandes ligas". Un acuerdo entre dos de ellas podría ser un revulsivo brutal para el campo provincial, donde la tradicional disyuntiva entre alhóndiga y cooperativa será sustituido por un modelo trifásico, sumándose a ellos la figura del agricultor con programa de suministro para una determinada cadena.
Veremos dentro de un año cuánto de lo que hoy dejo escrito se hará realidad. En cualquier caso, comprobar el estado de mis predicciones día a día será un buen aliciente para seguir trabajando y escribiendo.
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