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Mostrando entradas de mayo, 2013

La economía de Almería: un estado de la cuestión (y 2)

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Segunda parte del artículo sobre la coyuntura económica almeriense elaborado a petición de la  Revista Novaciencia  para el número del mes de Junio. Espero que os resulte interesante y que, por favor, me contéis en los comentarios vuestras impresiones... El que parecía hace tan sólo cinco años un sector con poca capacidad de reacción está demostrando que tiene más músculo de lo que parecía. La clave de este poder de resiliencia (de recuperarse ante las crisis) es la enorme adaptabilidad que tiene el sistema y su elevada disposición a la adopción de innovaciones tanto en productos como en procesos. Los agricultores, una vez desaparecidas otras posibilidades de inversión que prometían grandes rendimientos a corto plazo, parecen haberse volcado con sus explotaciones y han mejorado tanto la productividad como la calidad y gama de sus productos. Por otro lado, a pesar de que la oferta sigue estando muy dispersa, en los últimos años se han producido movimientos muy esperanzadores de con

La economía de Almería, un estado de la cuestión (1)

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Este artículo (que he dividido en dos porque era un poco largo de más) lo he elaborado a petición de la Revista Novaciencia del mes de Junio. Espero que os resulte interesante y que, por favor, me contéis en los comentarios vuestras impresiones... La economía de Almería a comienzos del siglo XXI era un avión propulsado principalmente por cuatro motores: la construcción, la piedra natural, el turismo y la agricultura. En realidad, los motores que más estaban rindiendo parecían ser los dos primeros, ya que era en ellos en los que se generaba la mayor parte del empleo y del PIB. El turismo se encontraba en horas bajas desde la reestructuración del sector provocada por el advenimiento del modelo de bajo coste (primero sólo en los vuelos, luego en todo lo demás); y la agricultura se mostraba como un sector maduro (así le decíamos) en el que no resultaba sencillo generar más actividad y riqueza. Pero llegó la crisis, y no sólo motivó el parón casi inmediato de los dos motores princ

El Gran Secuestro

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Decía Jobs en su ya célebre discurso de Stanford que los puntos finalmente terminan uniéndose. Algo así me ha pasado esta semana. Primero, presentamos el número 23 de la Colección Mediterráneo Económico, titulado " Para la rehumanización de la economía y la sociedad ". En dicha presentación, el coordinador del volumen, Federico Aguilera Klink expuso algunos de los puntos sobre los que he hablado en esta web con anterioridad: la impresión de que el modelo de economía por el que nos regimos tiene demasiados agujeros y a éstos no les hacemos demasiado caso (y que nadie lee a Adam Smith de verdad). Tuve la suerte de acompañarle durante todo el día de la presentación y pudimos charlar sobre economía, educación y hasta de cine. Segundo, mi mujer quiso que viéramos el documental Inside Jobs. Yo ya lo había visto, pero en su momento no caí en alguna consecuencia perversa como la que contaré a continuación. En cualquier caso, y por si alguien no lo ha visto, lo más destacable es

El crédito agrario en tiempos de crisis

En la base de la crisis financiera internacional ha estado el aumento descontrolado del crédito, que propició en diversos países el nacimiento y crecimiento de variadas burbujas. En el caso español, la madre de todas ellas fue la del sector de la construcción, principalmente en el ámbito de la de la vivienda residencial. Cuando acabó la fiesta, sin embargo, los efectos de la explosión no se centraron en dicho sector, sino que transmitieron al conjunto de la economía real del país. El sector privado español (familias y empresas) deben corregir su sobreendeudamiento, o el apalancamiento financiero en el que han incurrido, para que la situación se normalice y puedan volver a crecer desde fundamentos sólidos. Este proceso de desendeudamiento no es sencillo y no está exento de traumas. En el caso de las empresas viene acompañado en muchas ocasiones procesos concursales y cierres con el consiguiente desempleo. Por el lado de las familias, el aumento del paro y las expectativas negativas