La influencia religiosa en la nomenclatura agrocooperativa española
Desde hace unos diez años, parte de mi desempaño profesional ha estado relacionado con la formación en el ámbito de las empresas agroalimentarias, y muy especialmente en el ámbito cooperativo. Desde el principio (sobre todo desde que me puse a ojear la web de Cooperativas Agroalimentarias) me resultó evidente la enorme cantidad de nombres de cooperativas vinculados con la religión. El catálogo de vírgenes, cristos, santos y beatos era enorme.
La historia lo explica muy bien. En el origen del movimiento cooperativo agrario aparece la Iglesia como clara protagonista y, con la institucionalización del poder terrenal de esta tras la Guerra Civil, parecía también una buena idea contar con el visto bueno de ella para iniciar aventuras cooperativas. Y qué mejor que usar el nombre de la Patrona o el Patrón para contar con el beneplácito del cura del lugar.
Esta característica yo la solía utilizar para animar el debate de las pocas fusiones entre cooperativas. ¿Cómo vamos a perder el nombre de nuestra patrona? Aunque creo que son razones más personales que nominales (y otras muchas económicas) las que se esconden detrás de esta falta de respuesta conjunta a un mercado que tiende a concentrarse aguas abajo de la cadena de distribución alimentaria y aguas arriba de su cadena de suministros.
La cuestión es que el otro día leí un inspirador artículo en Nada es gratis (este) sobre el uso de los nombres de los callejeros como indicadores de los valores de las sociedades. Esto me dio la idea de analizar de una vez por todas el tema de los nombres de cooperativas usando para ello una muestra que extraje en su día de la web de Cooperativas agroalimentarias con nombres y direcciones. Es posible que se me haya pasado alguna, sobre todo si el nombre se ha transformado en un acrónimo y este oculta una referencia religiosa. Pero supongo que estos errores no alterarían sustancialmente el resultado.
De una muestra de casi 1.500 cooperativas agrarias de España, un 40,1 % tienen en su nombre una referencia religiosa (véase Tabla 1), siendo Canarias y Aragón las comunidades en las que hay una mayor presencia de estos nombres y Cantabria la que menos (aunque también había pocos elementos en la muestra).
La historia lo explica muy bien. En el origen del movimiento cooperativo agrario aparece la Iglesia como clara protagonista y, con la institucionalización del poder terrenal de esta tras la Guerra Civil, parecía también una buena idea contar con el visto bueno de ella para iniciar aventuras cooperativas. Y qué mejor que usar el nombre de la Patrona o el Patrón para contar con el beneplácito del cura del lugar.
Esta característica yo la solía utilizar para animar el debate de las pocas fusiones entre cooperativas. ¿Cómo vamos a perder el nombre de nuestra patrona? Aunque creo que son razones más personales que nominales (y otras muchas económicas) las que se esconden detrás de esta falta de respuesta conjunta a un mercado que tiende a concentrarse aguas abajo de la cadena de distribución alimentaria y aguas arriba de su cadena de suministros.
La cuestión es que el otro día leí un inspirador artículo en Nada es gratis (este) sobre el uso de los nombres de los callejeros como indicadores de los valores de las sociedades. Esto me dio la idea de analizar de una vez por todas el tema de los nombres de cooperativas usando para ello una muestra que extraje en su día de la web de Cooperativas agroalimentarias con nombres y direcciones. Es posible que se me haya pasado alguna, sobre todo si el nombre se ha transformado en un acrónimo y este oculta una referencia religiosa. Pero supongo que estos errores no alterarían sustancialmente el resultado.
De una muestra de casi 1.500 cooperativas agrarias de España, un 40,1 % tienen en su nombre una referencia religiosa (véase Tabla 1), siendo Canarias y Aragón las comunidades en las que hay una mayor presencia de estos nombres y Cantabria la que menos (aunque también había pocos elementos en la muestra).
Tabla 1. Cooperativas con nombres vinculados a la religión católica y PIB per cápita por CC.AA.
CCAA
|
Nº Cooperativas
|
Iglesia
|
%Iglesia
|
PIBpc 2015
|
Andalucía
|
664
|
321
|
48,3
|
17.271
|
Aragón
|
161
|
100
|
62,1
|
25.302
|
Asturias
|
13
|
1
|
7,7
|
20.324
|
Baleares
|
27
|
7
|
25,9
|
24.198
|
C. Valenciana
|
301
|
141
|
46,8
|
20.436
|
Canarias
|
11
|
7
|
63,6
|
19.233
|
Cantabria
|
6
|
0
|
0,0
|
20.900
|
Castilla La Mancha
|
253
|
145
|
57,3
|
21.770
|
Castilla y León
|
179
|
41
|
22,9
|
18.225
|
Cataluña
|
231
|
37
|
16,0
|
27.790
|
Extremadura
|
201
|
91
|
45,3
|
16.061
|
Galicia
|
74
|
9
|
12,2
|
20.669
|
La Rioja
|
21
|
9
|
42,9
|
25.114
|
Madrid
|
31
|
18
|
58,1
|
31.807
|
Murcia
|
78
|
9
|
11,5
|
19.270
|
Navarra
|
154
|
49
|
31,8
|
29.177
|
País Vasco
|
70
|
7
|
10,0
|
30.736
|
Total general
|
2.475
|
992
|
40,1
|
23.271
|
Fuente: Cooperativas agroalimentarias de España e INE
Jugando un poco más con esos datos, he profundizado al nivel de provincia, con un resultado interesante, ya que hay comportamientos que discrepan mucho de la media autonómica. Por ejemplo, Almería, que en el estudio del callejero ya salía entre las más bajas en referencias eclesiásticas, en este caso se encuentra en los últimos puestos, mientras que Andalucía es la quinta comunidad autónoma con mayor presencia de advocaciones cristianas en su listado de cooperativas. En el Mapa 1 y Gráfico 1 se pueden visualizar estos resultados provincializados, quedando patente en el mapa que hay una franja central desde el suroeste (incluyendo Canarias) hasta el noreste (exceptuando Cataluña) en el que la probabilidad de que las cooperativas tengan un nombre vinculado a la religión es más elevada.
Mapa 1. Peso relativo de los nombres religiosos en las cooperativas agrarias por provincias
Gráfico 1. Peso relativo de los nombres religiosos en las cooperativas agrarias por provincias
¿Quiere esto decir que la geografía incide en que las cooperativas tengan nombres más o menos religiosos? Obviamente hay una relación, pero seguramente no es la geográfica, sino la histórica. En la medida que las cooperativas sean más antiguas y hayan habido menos procesos de integración, es más probable que persistan nombres de raíz religiosa. Y esto podría estar relacionado con el resultado que ofrezco en el Gráfico 2, en el que se insinúa una relación entre una mayor presencia de cooperativas con nombres religiosos y un menor PIB per cápita. ¿O es que acaso una mayor presencia de la religión en el movimiento cooperativo contribuye a un menor desarrollo de los territorios?
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