La creación de empleo en la agricultura almeriense

Durante la semana pasada se celebraron en la Universidad de Almería las Jornadas ODSAgroAlmeria, en las que tuve el honor de participar en nombre del Colegio de Economistas de Almería. Yo debía hablar de la creación de empleo de calidad en la agricultura protegida almeriense. Y esto es, en esencia, lo que conté...

La creación de empleo en la agricultura almeriense

La agricultura intensiva de Almería, en su mayor parte llevada a cabo bajo invernadero supone una excepción en la estructura económica de las provincias españolas. Los datos de la EPA ofrecen un claro reflejo de esta excepcionalidad. Una provincia en la que la agricultura –en este dato se recoge todo el sector primario– supone el 26 % de la ocupación total, muy por encima de las medias autonómica (9 %) y nacional (4 %), pero que no solo no se encuentra entre las de peor situación de riqueza y que está por encima de la media de la comunidad autónoma de Andalucía.

Peso del empleo agrario en Almería, Andalucía y España
Fuente: EPA INE



A lo largo de los 60 años de Revolución Transparente almeriense, la creación y el uso del factor trabajo, como casi todos los factores de producción, ha sufrido diversos cambios que a continuación pasamos a comentar.

Primera fase: El despertar demográfico de Almería

Durante gran parte del siglo XX, la provincia de Almería fue protagonista de un comportamiento demográfico muy diferente al de Andalucía o España. Mientras que en estos ámbitos, la población creció de forma casi continua durante todo el siglo, en la provincia el crecimiento se estancó hasta la década de los 70. La principal razón de este comportamiento está casi con toda seguridad en la pobreza, ya que en 1955 Almería era la provincia más pobre de España en términos de PIBpc. La emigración era entonces la principal opción de muchos de los almerienses.

A finales de los 60 comenzaron a aparecer los invernaderos. Al principio, de forma puntual, pero después de la riada de 1973, muchos de los colonos y agricultores de las vegas y del Campo de Dalías optaron por cubrir sus tradicionales enarenados con un parral plastificado, dando así origen a la Revolución Transparente que modificó el paisaje y la sociedad de la provincia de forma radical.

Como puede verse en el gráfico, Almería comienza a recortar sus diferencias con el conjunto de Andalucía precisamente durante la década de los 70, y a partir de la siguiente década ya supera también a España.


Demografía comparada de Almería, Andalucía y España desde 1900. Índice 1900=100
Fuente: INE
El sector creó una opción vital viable para una población mayoritariamente de origen rural
Durante esta primera fase, el sector actuó como freno a la emigración que había protagonizado las 4 cinco décadas previas. Por un lado, creó una opción vital viable para una población mayoritariamente de origen rural que podía apostar por una actividad agrícola de nuevo cuño que estaba comenzando a alumbrarse en el litoral de la provincia. Esta nueva agricultura creó nuevos empleos, normalmente en el seno de las propias familias. Inicialmente en la propia actividad primaria, y a continuación también en las incipientes cooperativas de comercialización.

La provincia en esos años comienza un proceso de convergencia de rentas con Andalucía (hoy está por encima de esta) y con España (llegó a situarse en el 95 % de la media en términos de PIB pc). La combinación de una agricultura con una gran capacidad de creación de diversidad económica a su alrededor, volcada en los mercados internacionales, junto con un turismo que comienza a sumarse a los circuitos internacionales en la década de los 80 y un sector de la piedra natural que se ve impulsado por el estirón de la construcción previo a los fastos de 1992, permitieron que la provincia pasara de ser una tierra de emigración a otra de inmigración.

Evolución del PIB per cápita de Almería calculado como porcentaje de la media nacional
Fuente: Renta Nacional y su distribución provincial, BBV

Segunda fase: del trabajo familiar al asalariado (el ascenso de la heterogeneidad)

Hacia finales de la década de los 80 y primeros 90 se produjo el primer cambio generacional en el campo invernado almeriense. Este vino acompañado de la entrada en vigor del Acta Única (1 de enero de 1993) y la desaparición de todas las limitaciones que pesaban sobre las exportaciones de frutas y hortalizas españolas. Y, poco después, se sumaron las siguientes ampliaciones de la UE que, de facto, eran una ampliación del mercado natural de las frutas y hortalizas almerienses. Esto impulsó una nueva fase expansiva del sector, que ya no pudo responder solo con el trabajo familiar y comenzó a necesitar trabajadores asalariados.

Evolución de la superficie, la producción y los rendimientos desde 1975. Base 1975=100
Fuente: Cajamar

y comenzó a necesitar trabajadores asalariados

La segunda generación de agricultores tuvo que recurrir a los asalariados, primero porque el tamaño de las familias era menor, segundo porque se priorizaba la formación de los hijos sobre su potencial como mano de obra y porque el aumento de las rentas permitía usar parte de ellas en el pago de salarios. 

Evolución de la tasa de asalariazación total y de la Agricultura, ganadería y pesca de la provincia de Almería
Fuente: Contabilidad Regional de España, INE

Eso provocó una demanda de trabajo amplia, estable y de bajos requerimientos técnicos y de formación que encajaba a la perfección con las necesidades de una población inmigrante que a finales de la década de los 90 comenzó a llegar a la provincia. Entre 2000 y 2010 el porcentaje de extranjeros en la provincia pasó de un 3,7 % hasta un 21,7 %. En ese mismo período la población de la provincia creció a una tasa media anual del 2,8 %, el doble que las registradas en España y Andalucía.

Tasas de variación interanuales medias de la población almeriense, andaluza y española por décadas
Fuente: INE


La población de la provincia creció a una tasa media anual del 2,8 %, el doble que las registradas en España y Andalucía

Sin embargo, en términos de convergencia en renta (medida como PIB per cápita) con la media española se vivió un proceso de divergencia. Curiosamente, cuando el crecimiento económico nacional se desbocó impulsado por la construcción, la provincia de Almería no fue capaz de seguir el ritmo, a pesar de haber aumentado el peso de este sector hasta prácticamente el 15 % en términos de PIB. Esto se debió al crecimiento acelerado de la población junto a la estabilización sufrida por el sector agrario, eclipsado por los rendimientos espectaculares que se obtenían en la construcción que atraían tanto recursos económicos como humanos muy por encima del resto de los sectores (incluido el agrícola).
Evolución del PIBpc de Almería en relación a Andalucía y España (en %) desde 2000
Fuente: Contabilidad Regional de España, INE


La fase actual: estudiar para quedarse en el campo

Actualmente estamos viviendo un segundo cambio generacional. La situación de partida se ha transformado, los costes salariales han comenzado a ganar peso hasta situarse en el 45 % del total de los costes de producción y los excedentes empresariales ya no son los mismos que hace 20 o 30 años. Sin embargo, en los últimos años (sobre todo a partir del estallido de la crisis de 2008-2009) la superficie invernada ha continuado creciendo. También lo ha hecho la dimensión media de las explotaciones y el nivel técnico y educativo de los responsables de estas, muchos de ellos regresados al sector con conocimientos y experiencias empresariales que acumularon en la fase expansiva de la economía española entre 1994 y 2008.

Dimensión media de las explotaciones hortícolas de Almería
Fuente: Censos Agrarios, INE

En este tiempo se ha producido también un cambio fundamental en los sistemas de cultivo de la provincia, adoptando de manera masiva la producción integrada y el control biológico de plagas. Un tipo de manejo que requiere de nuevos y variados conocimientos. La menor brecha entre ingresos y gastos implica también una mayor necesidad de aplicación de técnicas de optimización y ahorro de costes en el campo y en las fases de comercialización y distribución. Todo esto incide en que, hoy más que nunca, sea necesario un nivel de conocimientos mucho más amplio que el requerido en los primeros años de la Revolución Transparente.

En lo que se refiere al proceso de convergencia de rentas, este no se ha reiniciado, pero al menos se ha dejado de perder terreno, posiblemente apoyado también por un crecimiento de la población mucho más suave en la última década.

El futuro inmediato: la digitalización y robotización intensivas


Estamos alumbrando una nueva etapa… En esta posiblemente ya no sea suficiente la movilización de más recursos para impulsar el crecimiento (más hectáreas, más kilos, más personas, etc.), al menos en lo que a la agricultura se refiere. En esta fase tendremos que esforzarnos por:

  • Gestionar mejor las explotaciones, siendo mucho más eficientes en el uso de los recursos productivos, incluida la mano de obra y, por supuesto, el agua.
  • Aumentar el valor unitario obtenido por nuestros productos, lo que posiblemente pase por un mayor esfuerzo en diferenciación –calidad de la granja a la mesa y sostenibilidad– y concentrando aún más la oferta. O logrando un mayor nivel de integración con respecto al resto de eslabones de la cadena de valor.

Y esto no lo podremos conseguir, al menos no a los niveles que son necesarios para sobrevivir en el mercado, si no se acelera el proceso de digitalización y robotización que incipientemente se ha iniciado ya. El proceso no solo debe quedarse en las empresas de comercialización, sino que debe llegar también a las explotaciones agrícolas.

Posiblemente, el campo ya no será más un demandante de empleo de baja cualificación, pasará a buscar perfiles tecnológicos y, sobre todo, productos y servicios altamente intensivos en el uso de tecnologías.

La revolución transparente tendrá que mutar en revolución digital si quiere seguir liderando la vida económica de la provincia de Almería. Y no me cabe duda de que lo hará.





















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