¿Funcionan las economías de escala en los cultivos hortícolas?

Lo prometido es deuda. Vamos con los cultivos hortícolas y su relación con las economías de escala. Y debo reconocer que cuando comencé a trasladar los mismos gráficos entre los diversos subsectores publicados en la RECAN me llevé una sorpresa mayúscula con esta categoría.

Pero, antes, procedamos con el mismo orden que para el vacuno de leche. Como se puede observar en el gráfico de la evolución de producción, costes y renta neta, la mayor parte del tiempo han transcurrido las tres líneas muy cercanas entre sí. Solo caben destacarse tres excepciones:
  • La primera, en 2011, cuando la renta neta sufrió una importante caída puntual, que se recuperó ya en 2012.
  • La segunda, entre 2016 y 2019, en la que la renta se situó muy por encima de la evolución de las otras variables.
  • Y la tercera, en 2022 cuando la renta ha vuelto a caer, aunque no tanto como en la primera ocasión.

En realidad, si nos quedáramos solo con producción bruta (ingresos) y los costes totales, veríamos que entre 2010 y 2015 los márgenes de explotación cayeron (la línea de los costes se situó por encima de los ingresos). Desde 2016 hasta 2021 sucedió lo contrario, con una recuperación de los márgenes. Y en 2022 el mayor avance de los costes implicó de nuevo el retroceso en los márgenes.

Evolución de producción, costes totales y renta de explotación neta, expresados en números índice
Fuente: RECAN

Sorpresa, sorpresa

En el análisis del periodo completo desagregado por estratos de dimensión vemos que las tasas de crecimiento de las explotaciones de mayor dimensión ya no sacan ventaja al resto ni en el valor añadido ni en la renta. Y, en este último caso, las explotaciones de más de 500.000 euros presentan el segundo peor crecimiento del periodo, solo por encima de las más pequeñas (de 8 a 25 mil euros).
 
En el gráfico se puede ver que las explotaciones más grandes no aumentaron su renta más que el resto de las categorías
Fuente: RECAN

Las explotaciones de mayor dimensión ya no sacan ventaja al resto ni en valor añadido ni en renta neta de explotación
Un resultado francamente curioso, sobre todo cuando vemos que en la producción sí que se produce el conocido efecto escalera. La explicación viene del lado de los costes ya que, en las explotaciones de mayor dimensión, crecen más intensamente que el valor de la producción, también los consumos intermedios.

Ciertamente, los cultivos hortícolas, y especialmente los de invernadero, tienen una intensa demanda de consumos intermedios. Pero también de mano de obra asalariada: muchas de las producciones del subsector precisan de mucha mano de obra en labores de siembra, limpieza de los cultivos y recolección, y normalmente durante casi toda la campaña. En el conjunto de la horticultura se encuentra por encima del 25 % de los costes totales, mientras que en el conjunto del sector agrario el máximo alcanzado fue del 19 % en 2021. Además, en las explotaciones más grandes es donde el peso de los costes de mano de obra era también mayor. Y digo era mayor porque a partir de 2017 eso dejó de ser así.


Fuente: RECAN

El misterio de la mano de obra

¿Cómo podría explicarse esto? ¿Se estaban mecanizando procesos en los hortícolas? ¿Se podía mejorar la productividad de dicha mano de obra de pronto, y de una forma en la que la dimensión entrara en juego? Francamente, no lo tengo claro, pero creo que puede haber un poco de todo. En los últimos años estamos viendo grandes avances en el uso de maquinaria, como por ejemplo en el cultivo de brotes y lechugas, donde se han mecanizado las instalaciones para facilitar las labores de los empleados. Unas instalaciones que requieren importantes inversiones, siendo la dimensión por fin un agente decisivo en la capacidad para invertir y lograr financiación. Además, precisamente por el elevado peso de la mano de obra en los costes en estos cultivos, el incentivo para encontrar formas de aminorar dicho peso es muy grande.

Ser grande, ¿penalizaba?

Si miramos ahora la evolución de la renta neta a lo largo del tiempo, podemos vislumbrar qué pasó. En los primeros años de la serie, la renta neta de las explotaciones más grandes estuvo cayendo con relación al punto de partida. Justo hasta 2014. Curiosamente, coincide con los años de la crisis financiera, años en los que la demanda se desplomó y en los que el sistema financiero prácticamente secó el crédito. ¿Puede ser que las empresas del sector de mayor dimensión sufrieran esta situación con mayor intensidad que el resto? Solo por los volúmenes de financiación circulante que necesitaban podrían haberse visto “castigadas” con unos costes financieros mayores o captando menos financiación que el óptimo acorde a su dimensión. También puede que les fuera mucho más complicado adaptarse a la nueva realidad más que a las explotaciones más pequeñas (el conocido argumento de la flexibilidad de las pymes llevado al agro) ya que precisamente el comportamiento de las explotaciones de menor dimensión fue de los mejores en esos años.

Este gráfico muestra el descenso inicial de la renta neta de las explotaciones de mayor dimensión económica entre 2009 y 2014. Luego se recupera hasta 2017, año a partir del cual se mantiene más o menos estable
Fuente: RECAN

A partir del inicio de la recuperación económica y hasta 2017, la renta de las explotaciones más grandes se recuperó de forma acelerada, aunque a partir de dicho año se mantuvo más o menos en los niveles máximos alcanzados en el citado ejercicio hasta el final de la serie. 

Pero entonces, ¿funcionan o no funcionan?

La conclusión es que claramente no funcionaron durante un periodo que va de 2009 a 2014 (no sabemos si antes también se producía este fenómeno ya que la serie arranca precisamente en 2009). En ese período lo que vemos es, en todo caso, el funcionamiento de deseconomías de escala en las explotaciones de mayor dimensión (las muy grandes), porque en las grandes (entre 100 y 500 mil euros) el comportamiento no era tan negativo. Luego sí que funcionaron (o algún otro factor hizo parecer que funcionaban) entre 2015 y 2017. Y, finalmente, desde 2017, no parece haber argumentos que planteen una mejora de la renta inducida por el tamaño.

La explicación más sencilla es que los cultivos hortícolas, por la naturaleza de los mismos, por la existencia de pequeñas explotaciones de carácter intensivo viables y rentables, por el elevado consumo de bienes intermedios y por los altos costes de mano de obra (a pesar de los avances reales que hay en mecanización), no son el sector más apropiado para que funcionen las economías de escala. Al menos, de momento.

Y, por supuesto, también podría ocurrir que hubiera algún error en los datos, aunque las nuestras son bastante grandes…













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