Hombres fósiles, de Kermit Pattison

El pasado ha sido un verano muy fructífero en lecturas sobre la evolución humana. Junto con Primates al este del Edén, que ya reseñé aquí, también ha caído este Hombres fósiles. Tuve noticia de él en un artículo de prensa y el planteamiento me resultó tan atractivo que apenas tardé unos segundos en comprarme la versión digital (ahora los libros también se compran por impulso). Y las expectativas quedaron ampliamente satisfechas.


Fósiles, los duros y los huesos

Pattison ya advierte que el título tiene un doble sentido, puesto que hace referencia tanto al objeto de la investigación científica (los fósiles de homínidos) como a los propios hombres que la llevan a cabo, al menos una tipología de ellos: los que son capaces de pasarse meses peinando un desierto buscando fósiles y luego tirarse 17 años analizándolos detenidamente antes de publicar nada. 

El núcleo central del relato lo ocupa el descubrimiento y publicación de los huesos de Ardipithecus ramidus, Ardi para los amigos. El equipo, capitaneado por Tim White que en el relato ejerce de científico puntilloso, gran conocedor de los huesos, organizador nato y persona de trato, digamos, complicado. Una especie de Indiana Jones de los huesos. Pero a lo largo de las páginas también aparecen la dinastía de los Leakey casi al completo, Donald Johanson Owen Lovejoy o Berhane Asfaw. El libro cuenta las vicisitudes del equipo a lo largo de casi dos décadas para lograr mantener la concesión de sus explotaciones de fósiles en el valle del Awash a lo largo de los años en una Etiopía sometida a vaivenes políticos y guerras civiles, la evolución personal y científica de sus protagonistas y las relaciones entre algunos de los principales protagonistas de la búsqueda de los orígenes de la humanidad, casi todos ellos dotados de un ego casi tan grande como sus intelectos. De hecho, en este nivel de lectura funciona casi como una novela en la que se cruzan los celos, la guerra, las traiciones y las puñaladas traperas en forma de artículos, réplicas y documentales.

En paralelo, se trata de un libro sobre los albores de la humanidad, específicamente sobre la búsqueda del ancestro común entre hombres y chimpancés y cómo las teorías e ideas sobre este animal han ido cambiando a lo largo del tiempo, y a lo que precisamente contribuyó de manera decisiva Ardi. Desde la imagen inicial de un ser parecido al chimpancé, hasta la actual en la que se cree que sería muy distinto a ambas especies. De hecho, Ardi es un ser que podría situarse entre ese animal y Luci, o en una rama paralela. No queda nada totalmente cerrado, pero la descripción anatómica de Ardi es apasionante, porque parece claro que era un ser bípedo, pero a la vez mantenía en el pie un pulgar oponible lo que le permitía trepar a los árboles con cierta facilidad. También se pone en entredicho la teoría de la adaptación al paisaje de sabana que suele salir a relucir para explicar el origen del bipedismo.

Un libro, cuatro historias

En resumen, este libro mantiene al menos cuatro dimensiones en paralelo: la de las teorías de la evolución, la que trata sobre el funcionamiento de la ciencia, la de la historia reciente de Etiopía y la de las aventuras y personalidades de las gentes que hacen esa ciencia. Y todo ello contado de forma elegante, sencilla y entretenida por parte de Pattison.

Ardi vivid
T. Michael Keesey, CC BY 2.0 <https://creativecommons.org/licenses/by/2.0>, via Wikimedia Commons


Y, sí, me ha encantado. Tanto que llevo semanas recomendándoselo a todas mis amistades, incluso a mis enemistades. Y por eso lo he querido traer a la bitácora. Espero que me hagáis caso y lo disfrutes tanto como yo.

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