Las economías de escala en el porcino y las aves


Entregas anteriores: sector agroganadero; vacuno de leche; hortícolas

Tras unos meses sin tratar el tema de las economías de escala en el sector agroalimentario, retomo la serie dedicada a analizar esta cuestión usando como base la información de la RECAN, publicada por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Esta entrega la vamos a dedicar a los Granívoros.
El principal problema de esta clasificación es que bajo ella se encuentran agrupados el porcino y las aves, dos cabañas que, por su relevancia individual –sobre todo la de porcino– deberían ser tratadas aparte. Imagino que en el Ministerio dispondrán de esta información desagregada, pero por desgracia no está disponible en la web (o yo no he sido capaz de encontrarla). Con esta importante limitación, a pesar de que la metodología de elaboración de esta estadística contempla la correspondiente ponderación por el peso real de las ganaderías, seguimos adelante.

Un sector que gana dinero

Una de las cuestiones que más llama la atención de la evolución general de las principales variables es que es el primer sector de los que analizamos en el que la renta neta de la explotación crece durante el periodo analizado más que costes y producción, por lo que se deduce que los beneficios netos han debido incrementarse a escala de las explotaciones.
 
Fuente: RECAN

Una pista evidente de que esto es así es la evolución reciente de la cabaña porcina española que, según el Anuario Estadístico del MAPA, ha crecido un 34 % entre 2012 y 2023. Difícilmente, un sector que incurre en pérdidas de forma general aumenta su cabaña en un porcentaje semejante (equivalente a un 2,7 % acumulativo anual).

Fuente: Anuario de Estadística, MAPA.

El sector porcino se ha posicionado como uno de los principales de la balanza comercial agroalimentaria española
El aumento de la renta se ha sustanciado por un incremento mayor de la producción bruta que de los costes totales desde al menos 2014. Esta evolución tan particular se ha sustentado en una competitividad internacional que solo se puede definir como espectacular. De hecho, el sector porcino se ha posicionado como uno de los principales de la balanza comercial agroalimentaria española, con un crecimiento en lo que va de siglo de las exportaciones de un 463 % en volumen y del 937 % en valor. 

Fuente: Elaboración propia con datos de Datacomex.

Con el modelo de integración como clave de bóveda

Un comportamiento casi inimaginable cuando a finales del siglo pasado todavía estábamos sometidos a las restricciones derivadas de la peste porcina africana (PPA). Desde entonces, el sector se ha transformado de manera intensa. La producción se ha híperespecializado, adoptando un modelo de integración vertical que ha permitido segmentar la cría y engorde del ganado en diversos subprocesos. Miguel Ángel Higuera (2018) lo definía como «el modelo de mayor implantación en España, caracterizado por una clara división de funciones. De una parte, se encuentra la empresa integradora que es la propietaria de los animales y que se encarga de todos los inputs que estos necesitan: pienso, medicinas veterinarias, gestión sanitaria… y es la que asume el riesgo tanto de los precios de las materias primas, como de la venta de los animales. Por otra parte, está el ganadero integrado que se encarga del cuidado de los animales de la integradora y para ello pone las instalaciones, la mano de obra y la gestión de subproductos. Para un correcto funcionamiento de la relación integrado-integrador existen contratos de integración donde se especifican las responsabilidades de cada parte y la contraprestación económica por los servicios que el integrado presta al integrador».
Aunque la definición se refiere en origen al sector porcino, el de las aves también ha comenzado a organizarse de esta forma, al menos el segmento de producción de carne.
La producción se ha híperespecializado, adoptando un modelo de integración vertical que ha permitido segmentar la cría y engorde del ganado en diversos subprocesos

Donde apenas quedan pequeñas explotaciones

Como está pasando en general en la ganadería española, el número de explotaciones está rediciéndose, pero el tamaño medio de las mismas no, por lo que las de menor dimensión económica están desapareciendo. La misma RECAN ya no cuenta con explotaciones de entre 8 y 25 mil euros de dimensión económica media, lo que nos ofrece una muestra con una mayor presencia de las grandes explotaciones (véase gráfico).

Fuente: RECAN.

Con todos estos prolegómenos volvemos por fin al principal objetivo de esta serie de artículos. Usando el gráfico ya conocido podemos ver que (eliminando del mismo las explotaciones de menor dimensión de las que ya no tenemos información a partir de 2016) existe un comportamiento en forma de «U», de manera que los mayores incrementos se concentran en las dimensiones de 25 a 50 mil euros y, sobre todo, en las de más de 500 mil.

Fuente: RECAN.

La extraordinaria mejora de las más pequeñas (las segundas más pequeñas, de hecho) puede provenir de la diversidad del grupo de granívoros, como ya señalamos formado por granjas de porcino y de aves, muy diferentes entre sí. Según el Censo Agrario de 2020, la dimensión media en unidades ganaderas (UG) de las explotaciones de porcino era de 235, mientras que el de las aves de corral es de 108, justo un 58 % por debajo. Es posible que el porcentaje de explotaciones de aves en el estrato de 25 a 50 mil euros sea mayor que el de las de porcino.
Por tanto, parte de los buenos resultados del segundo estrato de dimensión económica tengan que ver con esto, o con otro motivo que comentaremos en el último párrafo. En cualquier caso, de nuevo, es en el estrato de dimensión superior en el que se producen las mayores ganancias de renta neta. Es decir, en cierta medida sí que funcionan. Sin embargo, en el estrato de los 100 mil a los 500 mil euros, la situación se vuelve negativa, con un retroceso de la renta del 15,7 %, motivada por un mayor incremento de los costes que de los ingresos de la producción.

La conclusión es que las economías de escala, en este sector, de funcionar, lo hacen en las dimensiones más grandes, a partir de los 500 mil euros. Por debajo de eso, de momento, parece que resulta ser más eficiente una pequeña-media explotación, y aquí es donde la especialización derivada del modelo de integración parece estar realizando su magia, permitiendo que unidades más pequeñas y especializadas obtengan un mayor beneficio.

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